Saturno a una tinta

En los 70s, me hubiera encantado haber tenido una imaginación
para hacer un cartel tan impactante como esta foto de Saturno.
Sencillez y espectacularidad…
Haber imaginado la transparencia de los anillos que dejan ver la
nitidez cortante de la silueta del planeta, que contrasta con el 
degradé de su terminator (la frontera entre el día y la noche). Las
sombras que se proyectan sobre la superficie, con sus trazos
sutilísimos de nubes y tormentas.
La perspectiva a contrapicada, que le da un aspecto gráfico como si
hubiera posado para un fotógrafo ambicioso.
La perspectiva aérea que se logra colocando a Mimas allá arriba,
brillante y alejada. Ni la puerta del fondo de las Meninas logró esa
profundidad que dota a la imagen, casi plana, como dibujo de Peter
Max, de una tridimensionalidad apabullante. Escalofriante.
Imagen majestuosa y a la vez de ridícula simplicidad.
Saturno se digna mirarme de reojo y yo muero de envidia de
rotulista ávido de dibujar carteles memorables.
Una tinta. Lo que yo daría por lograr algo así con una tinta.
Luz y penumbra
Lejanía e inmediatez
Profusión y parquedad
Golpe y caricia
Corporeidad y transparencia
Arrogancia y sencillez
…silencio que grita “¡sin embargo héteme aquí!”