El sentido común y sus fallos

¿Por que no debemos confiar en lo que “intuitivamente” consideramos que está correcto?, por ej. en las medicinas “alternativas” o en las explicaciones “lógicas” de “ideas conspiracionistas”
Encontrar respuestas fáciles a problemas complejos no lleva a buenos resultados…
Los seres humanos tenemos una capacidad natural para hallar patrones en la naturaleza. Con esos patrones tomamos decisiones que en el caso de la supervivencia, deben ser casi inmediatas sin mucho juicio de por medio. Es una parte de lo que llamamos intuición, y de la que ha dependido nuestra persistencia evolutiva. Sin embargo, desde que desarrollamos un repositorio de conocimientos comprobados, técnicas de cálculo y experimentación que llamamos cultura, no dependemos totalmente de la generación de esos patrones que se han demostrado erróneos en muchísimos casos o sobre-simplificadores, por decir lo menos. Para una primera etapa de mantenerse vivos, actuar con esos patrones de reconocimiento es suficiente (en la mayoría de los casos) porque se han pulido por millones de años. Pero resulta que para el nivel de reconocimiento que nuestra realidad contemporánea nos demanda, ese modo de actuar en base a patrones e ideas simples no es suficiente, sino que, además de todo es peligroso. Hablo más de ese tópico aquí:

Pensar fuera de la caja

Falsos testimonios y falta de criterio en redes


Whatsapp, Facebook y en menor medida Tweeter, están pantanosamente inundadas de memes, reenvíos, cadenas y opiniones que la inmensa mayoría de usuarios propaga:

– Noticias del tipo “que mal estamos”
– “Que mal gobierno saliente/entrante”
– Memes de buen rollismo “positivo” con “filosofía” edulcorante. En otras palabras, creen que pensar positivamente cura enfermedades, evita accidentes y evade en general las leyes de la física.
– Mentiras sobre salud disfrazadas de ciencia o “sabiduría popular”
– Perogrulladas con tono de libraco de auto-ayuda “firmadas” (atribuidas erróneamente) por un autor famoso
– Amarillismo sobre fenómenos “astronómicos” que abusa de la falta de pensamiento crítico

En general, el copiar/pegar/”compartir” sin el menor esfuerzo por comprobar la veracidad, la fuente correcta, la intención subyacente o la calidad de la “información”.
Calificar en base a sesgos cognitivos, a creencias, a emociones y costumbres ancladas en prejuicios.
“Compartir” (propagar) sin emitir juicio u opinión personal, sino solo lanzar la piedra y esconder la mano.
Pegar algo en el muro FB o en un grupo de Wathsapp es para muchos presumir como si ellos hubieran escrito eso. Creen que obtienen fama por ser los primeros de su entorno en dar la noticia, contar el chiste o alarmar.
Pero nunca escriben algo propio.
Nunca emiten opinión.
Nunca explican que comparten algo que hará mejor el día o la vida a sus conocidos porque ellos se tomaron la molestia de investigar que es cierto lo que ponen….ni intentan demostrarlo. Se convierten en vehículos zombies de ideas alarmantes, peligrosas o francamente mentirosas. Y lo peor es que “creen” fervientemente que dicen algo correcto.
Tener buenas intenciones no lo convierte a uno en buena gente.
Abundan (son los más) los ignorantes bienintencionados que propagan conceptos que nos atrasan como sociedad. Echan al traste como si nada, el trabajo racional, científico, basado en años de estudiar un tema y nos sumergen en un nuevo oscurantismo digital torpe, chabacano, inmediato, dando explicaciones simples a problemáticas complejas en las que el “sentido común” ya no funciona.
Desparraman placebos que palian por breves momentos los síntomas de malestares crónicos, políticos, de salud, del desánimo emocional de nuestras grandes urbes. Pero nunca resuelven las causas. Nunca diagnostican en base a evidencias. Nunca proponen nada cuando se quejan.
No está mal contagiar ánimo, alegría, o convidar una buena foto a mis conocidos. Contar uno que otro chiste o presumir unas vacaciones o un a un hijo que se gradúa. Por eso son redes sociales. Pero invito a no pegar nada en sus muros que nos sumerja en la paranoia, el conspiracionismo o los miedos irracionales. Aprendamos a tener criterio propio y no rebotar las ideas (buenas o malas) de los demás sin pasarlas por el tamiz del juicio crítico y el pensamiento racional

La fe

La fe es el autoengaño más complaciente.
Es interesado, cómodo (en términos de fin último, lo es aún en los mártires), no requiere de esfuerzo mental y solo se sostiene con sesgos de confirmación.
Deja a la duda en el cajón de los inservibles, y la considera un estorbo molesto.
Escoger creer es una cuestión práctica para la vida diaria. Como otros escogen tener confianza en quien estudia medicina o física sin estudiarla ellos. Es apagar el documental científico y “dedicarse a vivir”. No todos tienen vena filosófica ni tiempo. Bien por ellos mientras de ahí no pase.
Otra cosa son quienes viven de aumentar la culpa, la parafernalia de símbolos y cacharrería supersticiosa y el ritual. O los iconoclastas de diversos credos que han convertido un libro antiguo en objeto mágico poseedor de verdad y camino y le atribuyen poder profético. Un objeto al que nadie puede osar contradecir, criticar, o colocar junto con otros bien intencionados pero equívocos o caducos. Convenciendo a otros de que poseen esa verdad por revelación. Enemistando por segregación, por odio al diferente, tribalizando. De la misma catadura que quienes reniegan de la acumulación de conocimiento científico, apelando a una supuesta soberbia de quien se dedica a saber, a entender lo que llamamos realidad y a utilizarlo en beneficio de todos…incluidos quienes solo tienen fe.

Tweet autorreferente

Una frase autorreferente que escribí para un tweet:

Este tweet tiene doscientos ochenta caracteres, de los cuales 50 son espacios, 80 son vocales, 105 son consonantes, 11 son comas, 18 son letra “a”, 29 son letra “e”, 5 son letra “i”, 21 son letra “o”, 4 letras “u”, y tiene 52 palabras, 10 comillas, 24 números y es autorreferente