Ruido mediático y desinformación programada

Nuestro tiempo:
Acceso masivo a internet y a celulares y una evidente falta de educación sobre pensamiento crítico y racional. ¿Qué podría salir mal?

En términos generales la población mexicana está siendo objeto de un bombardeo constante de desinformación, ya sea planeada o no, y somos parte de un experimento “sobre las rodillas” para mover consciencias y fidelidades.

En lo que se ha caído con toda esa andanada de ruido es en el triunfo del insulto, la desacreditación y el escarnio por sobre los argumentos o los datos fidedignos.
El ambiente no se presta más para proponer, sugerir o explicar cómo podría ser mejor la situación. Si se tiene una idea y se expone ante alguien contaminado con ese odio planeado seguramente le calificará, insultandolo de paso, de ser un obtuso que no comprende nada.

Lo que se está viviendo es una estrategia implementada por y para líderes políticos no liberales de todo el mundo. En lugar de silenciar las voces disidentes, o para azuzar una oposición conveniente, estos han aprendido a aprovechar el poder “democratizador” de las redes sociales para sus propios fines: a bloquear las señales incómodas y a sembrar la confusión. Ya no necesitan silenciar los gritos disidentes en las calles; pueden usar un smartphone para ahogarlos. Los estudiosos tienen un nombre para esto: censura a través del ruido. …

Claro que sucede en todos lados:
La campaña de Trump planea gastar más de mil millones de dólares, y contará con la ayuda de una vasta coalición de medios de comunicación partidistas, grupos políticos externos y agentes emprendedores independientes. Estas fuerzas pro Trump están a punto de emprender la que podría ser la campaña de desinformación más extensa en la historia de Estados Unidos. Ya sea que tenga éxito o no en la reelección del presidente, los resabios podrían ser irreparables.

El principal peligro es que el ciudadano de a pie cree estar expresando su opinión cuando ésta ha sido manipulada constantemente con información (incompleta, equivocada o francamente falsa) que lo enardece, lo indigna o le da miedo

Traduzco de un periódico norteamericano:

“Cuando la propaganda se democratiza, cuando la publicación no cuesta nada, cuando la velocidad y la viralidad impulsan el ecosistema de la información, y cuando los provocadores no enfrentan consecuencias, literalmente todos tienen el poder de promover teorías de conspiración y otras formas de desinformación. Hoy, todos están en alerta por agitadores externos que generan disturbios. Pero la actividad más divisiva en la política estadounidense es abrumadoramente local. …”

“… Hasta que los estadounidenses definan los límites entre el activismo legítimo y la manipulación dañina, y a menos que las organizaciones de medios y los influenciadores individuales sean mucho más conscientes de la responsabilidad que tienen en el entorno de información actual, prevalecerán los agentes del caos.”

¿Les suena conocido?
Las redes sociales en México son campo de batalla perfecta para esa marea de desinformación profesionalizada. El asunto es más grave aquí que en los EU, porque aquí la polarización ya dio lugar a la diatriba y al insulto abierto. Allá aún se discuten aún los posibles escenarios de mejora. Aquí se da por hecho que el gobierno y más específicamente el presidente es un inepto irremisible, o que quien lo critica es un fifí, o un
conservador ardido. Ambas perspectivas se obnubilan las unos frente a las otras y nunca atinan a plantear una situación realista donde haya espacio para la mejora, la corrección o la aceptación de que ser maniqueos draconianos cierra el paso para avanzar en algún sentido.
Mientras no acepten unos y otros que no se puede tener una posición inamovible y refractaria desde la que nunca se aceptan aciertos del contrario o errores en lo propio, no regresará la posibilidad de negociación con tolerancia plural. Y los instigadores profesionales hacen todo lo posible para que eso no suceda.
A mi juicio, una forma de paliar este maremagnum de desaliento, miedo y coraje generados por ruido des-informador sería transmitir constantemente la urgencia de la utilización del pensamiento crítico racional y la necesidad de una dosis de escepticismo como método de obtener conocimiento confiable.
Estas dos actitudes se pueden desarrollar de manera autodidacta… si se sabe que existen.
La costumbre de depositar en otros “que saben” lo que debería de ser una opinión propia y estructurada en nuestros análisis y fuentes ha devenido en una falta casi absoluta de confianza en nuestro propio razonamiento.
Copio lo que escribí en otro artículo sobre el pensamiento crítico:
El pensamiento crítico es el juicio auto-regulado y con propósito que da como resultado interpretación, análisis, evaluación e inferencia, y también las consideraciones de evidencia, conceptuales, metodológicas, criteriológicas, o contextuales en las cuales se basa ese juicio. El Pensamiento Crítico es fundamental como instrumento de investigación. Como tal, constituye una fuerza liberadora en la educación y un recurso poderoso en la vida personal y social de cada uno. Si bien no es sinónimo de buen pensamiento, el Pensamiento Crítico es un fenómeno humano penetrante, que permite autorectificar.
El pensador crítico ideal es una persona que es habitualmente inquisitiva; bien informada; que confía en la razón; de mente abierta; flexible; justa cuando se trata de evaluar; honesta cuando confronta sus sesgos personales; prudente al emitir juicios; dispuesta a reconsiderar y si es necesario a retractarse; clara con respecto a los problemas o situaciones que requieren la emisión de un juicio; ordenada cuando se enfrenta a situaciones complejas; diligente en la búsqueda de información relevante; razonable en la selección de criterios; enfocado en preguntar, indagar, investigar; persistente en la búsqueda de resultados tan precisos como las circunstancias y el problema o la situación lo permitan.

Urge desarrollar esas herramientas en el ciudadano para que lo que llamamos democracia cobre sentido y no sea como hasta ahora parte de una masa de gente que actúa por víscera y no por razón.

4 comentarios en “Ruido mediático y desinformación programada”

  1. Es difícil. Eso se aprende en casa y a muy temprana edad. Después es posible aprenderlo pero con muchos sesgos, tropiezos y “faltas de ortografía”que muchas veces desaniman a los que conscientemente inician el proceso.

  2. Definitivamente el pensamiento crítico será lo que “ sin duda “ nos aclare lo mejor posible de todo es caos de mala Información, sera siempre una herramienta para aquellos que están en el ojo del huracán, sin poder defender sus pensamientos correctamente, independiente a las posturas de cada pensamiento,
    Este artículo forma ya parte de mi pensamiento crítico, poder tener herramientas de entendimiento siempre será una apertura en buscar lo más parecido a lo correcto
    Gracias
    Jorge SBG

  3. Mi queridísimo Javier, coincido al 100% con tu pensamiento y con el calificativo de “ crítico”.
    Pero no puedes pedirle peras al olmo.
    El agua de la cascada ( generalmente) cae de arriba a abajo.
    Y como bien sabemos, en el caso concreto, de quien nos gobierna, no podemos pedir tanto.
    Y hacerlo entre nosotros para que él entienda, es tan absurdo como querer que un unicornio nos transportara.
    Si bien, como te escribí, coincido contigo, en este caso es ( permíteme la exageración) platónicamente- utópico, pretender que se aplique en este caso concreto y ante las muestras de TOTAL INEPTITUD, que el pueblo use un pensamiento crítico como el que describes.
    Mi cariño y respeto de siempre.
    Tu primo Gerardo.
    Abrazote!!!!!!

    1. Mi estimado Gerardo muchas gracias por poner aquí tu opinión.
      Me apena mucho que no hayas entendido el asunto en los términos en los que lo expresé. Yo no le pido nada a nadie mucho menos al presidente así que no le pido peras al olmo. A quien le sugiero tenga pensamiento crítico no es al presidente, es a quien lee la nota. En este caso a ti. No hablo de lo que hace o deja de hacer el presidente sino como lo interpreta la gente y como se dejan guiar como borregos sin tener opinión propia.
      El hecho de que inmediatamente comiences a hablar del presidente dice mucho del ambiente caldeado que se ha suscitado precisamente por esa falta de juicio crítico. El opinar que es un total inepto te coloca en el lado de aquellos para quienes no existen medias tintas y todo es blanco o negro. Es ese pensamiento refractario el que impedirá cualquier intento de mejora en cualquier tema que se toque incluido el del gobierno. En realidad me apena que no se haya entendido lo que escribí. Un abrazo

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