Storm

Un poema rítmico de nueve minutos, de Tim Minchin . Versión en vivo (abajo la puse en animación) y subtitulada en español.

Mitchin es un cómico inglés que es conocido por su escepticismo.

De la wikipedia:

En una entrevista con el miembro del IIG John Rael, Minchin explica que lo que más le molesta de las creencias paranormales es el “alegato especial” por parte de las personas que afirman cosas vagas como “no hay daño en ello”. Minchin afirma que cosas como reiki pueden ser muy poco dañinas, pero se pregunta “¿Dónde trazas la línea?” cuando se trata de la necesidad de pruebas reales si una terapia funciona o no. 

En su poema del ‘beat’ Storm, que se centra en una discusión entre Minchin y una “hippie” que cree en diversas alternativas New Age en lugar de en la medicina de verdad, afirma: “La ciencia ajusta su visión tomando como base lo que se observa. La fe es el rechazo a la observación, de forma que dicha creencia se preserve.”

Aquí está la versión animada de su poema rítmico:

Dat seventichou

 

Recuerdo de una tarde en los 70s.
Estoy esperando al Skipy sentado sobre uno de los bafles de mi Peavey Sun Coliseum Bass. Tengo a todo volumen la tocata para piano de Ginastera, interpretada por Emerson Lake & Palmer. La casa vibra entera y no entiendo como me han aguantado los vecinos. Con un lápiz estoy tratando de regresar una cinta atorada en mi walkman nuevo. El tocacintas de mi vocho la arruinó. Espero que no se moleste Skipy por su cinta, Tomita es difícil de conseguir.
Algo sucede afuera, un resplandor intermitente se cuela por la ventana del cuarto donde tenemos los instrumentos del grupo. Es cosa de unos instantes, y al bajar la mano con la que me cubrí la cara, veo a una chica de aspecto dulce que ha entrado por la puerta que da al jardín.
Lo primero que me dice no alcanzo a escucharlo por el volumen de la música, pero lo que parece decir al leerle los labios me deja estupefacto. “¡Papá!”. No hay sarcasmo o mala intención, y puedo sentir que está feliz al verme. No puedo emitir palabra cuando trata de abrazarme sin lograrlo. Al acercarse, otro resplandor, ahora desde el comedor y al mismo tiempo que una mini explosión seguida de silencio total me hacen consciente de que los fusibles se quemaron. Preocupado, me dirijo adonde está el switch y ella se suelta a hablar mientras me sigue. Aunque las frases están perfectamente armadas, no entiendo casi nada de lo que dice. El tono y el acento son nuevos para mi, no se si viene de Satélite o de las Lomas, y definitivamente no viene de Ixtapalapa. Para completar lo sacado de onda que me ha dejado, me sale con que es una de mis 4 hijos.
Lo que sigue es una guerra de preguntas de ambos. Yo tratando de saber qué se trae, ella emocionada “explicando” como está aquí, y de donde viene.
Ante mi cara de estúpido, mientras sostengo el tapón de vidrio que desatornillé de la caja del switch, saca algo de su bolsita del pantalón. Es una tv pequeñita, casi del tamaño del cassete. Me la muestra mientras me pregunta si eso me convence de lo que dice. Por alguna razón, no puedo tocar el aparatito, pero ella le desliza los dedos sobre la pantalla y me va mostrando fotos con una nitidez pasmosa.
Me hubiera gustado escribir toda la conversación, pero está plagada de palabras que no entiendo. Me fascina la soltura que tiene para elaborar todo un caló que me mantiene azorado. Ningún orate puede hablar con un lenguaje tan elaborado inventado por él mismo, así que comienzo a pensar que lo que dice tiene sentido.
Regreso a recoger el lápiz y comienzo a apuntar las palabras que no entiendo. Se las pienso soltar al Skipy cuando aparezca. Poco a poco me voy haciendo a la idea de que lo que intenta decirme es importante. Comienzo a sentir un escalofrío cuando me relata atropelladamente una historia fantástica. Todo es tan lógico, y sin embargo tan increíble. La lista de palabras comienza a crecer desmesuradamente, ahora las apunto porque me parece que así no se me saldrán las lágrimas mientras me convence que viene de un lugar que está reservado para que yo lo viva. Me dice que nuestra conversación la olvidaré muy pronto, porque la energía que está empleando para estar conmigo solo dura unas horas. Se comienza a esfumar ante mi vista y yo no se que hacer. Ella tiene la misma cara de dulzura con la que me ha platicado todas esas historias. Al final solo me queda en la mano el cuadernillo/carátula de papel del cassete, con una lista de terminajos incomprensibles.
Me gustaría que lo que me platicó fuese verdad, y que todo eso llegara a pasar. Me gustaría ir tachando cada palabra cuando vaya comprendiendo que significa. Me gustaría vivir ese futuro.

Nota de 2017:
Hoy encontré
ese cassete:

Celular
Mouse
Internet
Nube
Gps
Fax
Gigas
Memoria RAM
Meme
Email
Jpg
Mp3
Ipod
Iphone
Software
Paypal
Descargar película
Ver un museo online
Libro electrónico
Escuchar un texto
Junta virtual
Película 360
Paseo virtual
Youtube
Clase online
Tutorial
Pintar en tablet
Dibujo 3d
Impresora 3d
Selfie
Usb
Página web
Blog
Chat
Netflix
Nano
Horizons
Opportunity
Cassini
Microondas
Dron
Tablet
Laptop
Skype
Wikipedia
Textear
Dropbox
Excel
Traductor automático
Google
Google earth
Google map
Planetario digital
Facebook
Grupo de whatsapp
Disco duro
Procesador
Bluetooth
4g
Eps
Pdf
Periscope
Gif
Lamparoscopía
Escáner
Ultrasonido
.com
@
Calentamiento global
Sida
Voldemort
Ebola
Compuserve
Nave Discovery
Estación espacial
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Apple
Windows
IOS
sistema operativo
Bill Gates
Steve Job
Torrent
BBS
Modem
Zip
Jazz
DPI
Fotocomponedora
Fuente
Pixel
Photoshopear
Hacker

Demócrito de los axones

Será una versión más vieja de nosotros la que llegue a un acuerdo un mañana.
Una que en el fluir del río cósmico en el que nunca somos ya nosotros los que nos bañamos, se haya modificado tantas veces, fatalmente, que lo que ahora nos distancia, se convierta en atadura. Lo que ahora nos deslumbra, se convierta en algo diáfano, como el agua, como un neutrino desvergonzado espiado por la conciencia que formaremos juntos.
¿Cuantos tumbos materiales y cuanta electricidad en los axones terminará por minar mi entramado de órganos, suaves y húmedos y aquel sutil subproducto de la química que en la carcaza de mi cráneo se manifiesta mintiéndome al decir “yo soy tu yo”?
Desaparecé junto con él sin llegar a comprender (¿quién es ese que comprende?), sin saber si mi saber acreciente la corriente. Tanta curia en fabricarme. Eones!
Tantos otros que, como nosotros, no llegamos a un acuerdo.
Tanta estructura de tejidos infinitesimales, tanta sofisticación de milenios, para confeccionar la estructura que me soporta, solo para creer que sé algo, ya sea tan pequeño como saber que podemos, algún mañana, nosotros, otros entonces, coincidir y estar de acuerdo.