Apuntes, borradores y bocetos

A «mano alzada»,  dejando rienda suelta o atrapando ideas como inicio de proyectos o como expresión de lo inefable.
La línea, el color, la textura, la luz, la intención, el espacio vacío, lo sutil o lo contundente.

Requiere gafas para 3d con fitros rojo azul.

 

Exteriormente, cada forma del dibujo o la pintura constituye un elemento.

Interiormente, no es la forma sino la tensión en ella existente lo que caracteriza o constituye el elemento.

Y de hecho, no son las formas exteriores las que materializan el contenido de una obra artística, sino las fuerzas vivas inherentes a la forma, o sea las tensiones.
Si las tensiones súbitamente, como por arte de magia, desapareciesen o muriesen, también la obra viva moriría y, a la inversa, toda conjunción casual de algunas formas se convertiría en obra de arte. El contenido de una obra encuentra su expresión en la composición, es decir, en la suma interior organizada de las tensiones necesarias en cada caso.

De «Punto y línea sobre el plano», de Vasily Kandinsky

Ahora bien, la forma del objeto que vemos no depende solamente de su proyección retiniana en un momento dado. En rigor, la imagen viene determinada por la totalidad de experiencias visuales que hemos tenido de ese objeto o de esa clase de objeto, a lo largo de nuestra vida. Si, por ejemplo, se nos muestra un melón del cual sabemos que no es más que un residuo hueco, media cáscara, sin que la parte que le falta nos sea visible, puede parecemos muy distinto de un melón completo que superficialmente nos ofreciera un aspecto idéntico. Un automóvil del que sepamos que no tiene motor dentro puede llegar a parecemos distinto de otro del que sepamos que sí lo tiene.
De modo semejante, el que hace una imagen de algo que ha experimentado es libre de incluir en ella una proporción mayor o menor de la forma. El estilo de pintura occidental creado por el Renacimiento restringía la forma a lo que se puede ver desde un punto de observación fijo. Los egipcios, los indios americanos y los cubistas han hecho caso omiso de esa restricción. Los niños dibujan el bebé dentro del vientre de su madre, los bosquimanos incluyen órganos internos e intestinos en su representación de un canguro, y un escultor ciego puede vaciar las cavidades oculares en una cabeza de arcilla y luego poner en ellas globos oculares redondos. De lo dicho se sigue también que se pueden omitir los límites de un objeto y aun así dibujar una imagen reconocible del mismo. Cuando una persona a la que se pide que explique cómo es una escalera de caracol describe con el dedo una espiral ascendente, lo que hace no es dar el contorno, sino el eje principal característico, que, en realidad, no existe en el objeto. Así, la forma de un objeto queda plasmada por los rasgos espaciales que se consideran esenciales.
De «Arte y percepción visual» de Rudolph Arnheim