Por qué le llaman “fuente” a un grupo de tipografías.

En los tiempos del tipo móvil metálico, una imprenta que se preciara de tener un suficiente número de caracteres del mismo diseño, en tamaños diferentes, con variantes itálicas, negritas, extendidas y condensadas, tenía que comprar todos los caracteres a un proveedor que los fabricara. Este proveedor tenía que fundir en sus moldes todo lo que contenía la “caja” del tipógrafo que armaba, como rompecabezas, cada página (de ahí que se le llamara cajista, y de ahí también que le llamemos caja alta o simplemente altas a los tipos que el cajista ponía en el cajón superior y caja baja, o bajas, a los caracteres que, desde tiempos guttembergianos se acomodaban siguiendo un órden aparentemente caprichoso en los compartimientos de los cajones del cajón inferior de la mesa de trabajo del formador de páginas). Toda la colección de tipos del mismo diseño y el mismo tamaño, se vendía entera.
Se decía entonces que la imprenta tenía todo el fundido de tal o cual diseño en tal tamaño.

Así, tener varios fundidos, por ejemplo, de la tipografía Garamond, (quien por cierto fue el primero en dedicarse a estos menesteres de diseñar y fabricar tipos fundidos) esto es, varios juegos completos de diferentes tamaños, ponía a una imprenta en inmejorables condiciones para competir en el incipiente mercado de impresos. El valor comercial de una imprenta, todavía en tiempos muy cercanos en los que se utilizaba la prensa plana, se tasaba en la cantidad de fundidos que poseía y el desgaste físico de estos.

Con el advenimiento de los programas informáticos y el desarrollo de nuevas tecnologías de impresión, muchas palabras del mundo de la tipografía se siguieron empleando aún cuando no designaran correctamente las cosas. Así que llegó el tiempo en que en un diskette podía tener la colección completa de la tipografía Garamond (o cualquier otra) para las máquinas electrónicas “Varityper”, que eran las que se usaban en los 70s y principios de los 80s para elaborar originales en papel fotográfico de los textos que se usaban para armar páginas, seguía denominándose en el mundo anglosajón como un fundido (type foundry).

En los inicios europeos de la imprenta, en francés un fundido es un “fondue” y esa palabra, cuya n nasal y la d suena a quienes hablan inglés como nt, y terminó diciéndose en el mundo anglosajón font. Ahora, font en inglés es un término “duplet” o sea, que tiene dos acepciones, fuente (fountain, source) y fundido (foundry).

A mediados de los 80s, la acelerada difusión de la computadora portátil, junto con la creación de programas especiales para diseño de páginas, como el PageMaker, hicieron necesaria la utilización de colecciones tipográficas que funcionaran digitalmente. Estos primeros programas utilizaron la palabra font, en su acepción de fundido, pero ahora para designar a una colección completa de un diseño específico de tipografía, ya que no era necesario comprar cada tamaño o estilo de la familia tipográfica por separado.
Los programas de lo que dio en llamarse “desktop publishing” se vendieron inmediatamente en diferentes idiomas, pero quienes los diseñaron y comercializaron no venían específicamente del mundo de la tipografía, de ahí que en sus versiones en español, emplearon una traducción defectuosa (en términos de tecnicismo) y llamaron “fuente” al font (fundido, foundry). Así que por una difusión rápida de esos programas que a su vez terminaron en manos de gente que no sabía (y no necesitaba saber) nada de tipografía, se dispersó rápidamente un término completamente erróneo…

Que cosas tiene la vida Mariana…

Tipografía y fondue.

-¡Eh Mariana, pásame la fuente del fondue!
-¡Ah que tipo este! Tan inmóvil.

Foto propiedad de Wikimedia Commons

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