Como pienso que pienso

El Pensamiento Crítico, el Escepticismo Racional o Científico y la Ciencia o, más precisamente, los Métodos Científicos para obtener conocimiento confiable, son los tres puntales en los que baso mi criterio sobre lo que percibo como realidad.

Cada uno de ellos es profundamente malentendido por la mayor parte de la gente.

En cuanto al primero, se critica a la gente que es “racionalista” como si siéndolo se dejara de lado la parte emocional, la intuitiva o hasta la humana (!), disfrazándolo con la acusación de que no son “humanistas”.

Por lo que toca al escepticismo, se interpreta como si fuese alguien que no acepta nada, que tiene ideas fijas o que nada le convence. Un nihilismo sin asirse de nada. Hay quien hasta dice que los “escépticos” actúan como secta.

En cuanto a la ciencia, últimamente un nutrido grupo de gente la malinterpreta como un fanatismo por la verdad parecido al fanatismo religioso. Sin entender siquiera lo que es ciencia. Sin ver que es precisamente el pensamiento científico el primero que busca comprobar si la hipótesis es errónea y el que busca incansablemente un error en el modelo, teoría, o descubrimiento. Eso es justo lo que no hace el pensamiento pseudocientífico, que lo que busca son pruebas de que algo funciona, o lo que hace el pensamiento mágico/religioso, que lo que tiene son dogmas inamovibles que permanecen intactos por centurias.

En ese último punto, el de acusar de fanatismo científico de ser “mentes cerradas a las ideas que no sean del mainframe“, residen muchas de las justificaciones de quienes creen que el pensamiento mágico, el esoterismo, las terapias alternativas o es justificación de quienes creen conspiranóicamente que el gobierno, la big farma, las trasnacionales o los oligarcas quieren engañar al ciudadano medio vendiéndole comida chatarra, medicamentos caros y que no curan, o que causan graves daños (como las vacunas) y con esa acusación también se justifican quienes creen en los malvados que por medio de la química, la genética, o el conocimiento atómico obtienen ganancias sin importar el bienestar de la gente, que muere por culpa de sus prácticas deshumanizadas y monetizadas.

Para estas mentes sin preparación para el pensamiento crítico, las soluciones sencillas, (de una realidad compleja) las explicaciones cómodas que puedan comprender y el gusto por lo fantástico, lo milagroso, lo inexplicable, para estas mentes, digo, todos los esfuerzos de la humanidad por tratar de comprender eso que llamamos realidad son resultado de una “mente cuadrada”, de la soberbia, la arrogancia, la cerrazón ante lo divino o hasta de herejía.

Por supuesto que como en todo lo humano se yerra y hay quienes sin comprender del todo las implicaciones de “lo científico”, encuentran otro tipo de comodidad intelectual, aquella que descansa en la autoridad, la experiencia, la academia, lo que opinan “los que saben“, y estos comodinos actúan con una supuesta perspectiva científica que no guarda el mínimo parecido con el verdadero afán del pensamiento científico.

Son aquellos que creen frases como “está científicamente comprobado” o “un estudio determinó que…”, o que creen un artículo porque lo escribió fulano, o citan un concepto porque “lo leí en un libro”. En ellos sí puede caer la etiqueta de “fanático de la ciencia“, porque sobre ellos priva la fe y la creencia en ella y no la comprensión de su método.

Y los hay también quienes proclamándose escépticos pululan en los comentarios de tweets o en conversaciones de café argumentando neciamente, linchando en grupo a “los crédulos”, “los “magufos”, y las víctimas de charlatanes, echando a perder la labor de divulgación científica y de pensamiento racional que el grupo serio de escépticos racionales intenta llevar a cabo para que la gente sea un poquito menos manipulable ante pseudociencias, ideologías o modas intelectuales de dudoso valor práctico o ético.

Por supuesto que debemos confiar en los especialistas. Para eso se pasaron la vida estudiando un tema, pero en estos tiempos no es suficiente con eso, a diario nuestro criterio es probado y no tenemos a la mano más que nuestro razonamiento y nuestra capacidad de investigación.

Voy a tratar de explicar cada uno de esos puntales que son mi forma de afrontar la realidad, porque me entristece que ni mi propia familia entienda cómo y por qué pienso y actúo de la manera en que lo hago. Se me percibe como petulante, exagerado en la puntualización de conceptos, insensible, sin capacidad de empatía, intolerante, o en el mejor de los casos, con una patología cercana a un Asperger funcional. Se me hace increíble que mis familiares más cercanos me acusen de que no tengo mente abierta, de que le doy importancia exagerada a la ciencia y no acepto que hay otras cosas que esta “no ha descubierto” o no ha “descrito correctamente” y que no tomen en cuenta (o no conozcan correctamente) mi postura racional previa al concepto científico, el pensamiento crítico, y que no sepan que demonios es ser escéptico fuera del cliché de “alguien que no acepta nada”.

Comienzo por el Pensamiento Crítico:

El pensamiento crítico es el juicio auto-regulado y con propósito que da como resultado interpretación, análisis, evaluación e inferencia, y también las consideraciones de evidencia, conceptuales, metodológicas, criteriológicas, o contextuales en las cuales se basa ese juicio. El Pensamiento Crítico es fundamental como instrumento de investigación. Como tal, constituye una fuerza liberadora en la educación y un recurso poderoso en la vida personal y social de cada uno. Si bien no es sinónimo de buen pensamiento, el Pensamiento Crítico es un fenómeno humano penetrante, que permite autorectificar.

El pensador crítico ideal es una persona que es habitualmente inquisitiva; bien informada; que confía en la razón; de mente abierta; flexible; justa cuando se trata de evaluar; honesta cuando confronta sus sesgos personales; prudente al emitir juicios; dispuesta a reconsiderar y si es necesario a retractarse; clara con respecto a los problemas o situaciones que requieren la emisión de un juicio; ordenada cuando se enfrenta a situaciones complejas; diligente en la búsqueda de información relevante; razonable en la selección de criterios; enfocado en preguntar, indagar, investigar; persistente en la búsqueda de resultados tan precisos como las circunstancias y el problema o la situación lo permitan.

En cuanto al Escepticismo:

Por ahí hay rolando varios intentos de definición. Traduzco a Schwarz:

El Escepticismo es la posición desde la que ninguna declaración factual puede ser aceptada como verdadera a menos que esté apoyada por evidencia.

El escepticismo, para ser una herramienta útil, requiere una clara comprensión de lo que constituye evidencia y lo que no.

Si, ante pruebas suficientes y adecuadas, se niega a aceptar una afirmación como verdadera (por ejemplo: que los cultivos transgénicos son seguros o que el calentamiento global es un hecho), no se es un escéptico, se es un negacionista. Si cuestiona la evidencia recurriendo a falacias y casos especiales, no está siendo científico y elige creer en vez de saber.

El conocimiento es una afirmación que ha demostrado ser muy probable: la Tierra es un esferoide, E = mc2, la especie evoluciona, la gravedad existe, etc.

Por lo tanto, cualquier declaración fáctica tal como “los fantasmas existen y son los espíritus sin cuerpo de la gente muerta” o “el mercado se auto-regula” tiene que ser, para un escéptico, analizado críticamente y comparado con lo que sabemos. El escéptico sopesará la evidencia usando la razón, la lógica y el conocimiento y si la evidencia no es suficiente o adecuada, el escéptico se negará a aceptar la declaración. Notemos, esto no quiere decir que “los fantasmas no existen” o “el mercado no se regula a sí mismo” … hay maneras imaginables en que estas cosas podrían suceder, aunque sean improbables. Significa declarar que “la evidencia a favor de los fantasmas o la autorregulación del mercado no es suficiente para conceder mi aceptación, lo que también significa que no actuaré como si existieran fantasmas o como si el mercado se autorregulase hasta que haya suficiente evidencia”.

Las personas complican demasiado la definición de escepticismo, sobre todo cuando no les gustan los escépticos y desean encontrar fallas graves en esta posición. A la gente generalmente le desagradan los escépticos porque los escépticos arrojan la luz de la duda sobre sus cómodas pequeñas creencias oscuras, por lo que se ven obligados a alejarse de la investigación razonable argumentando filosóficamente en lugar de ofrecer evidencia para apoyar esas creencias, porque no hay ninguna. Esto es ligeramente divertido, pero sólo por un corto tiempo.

Por último, qué entiendo como Ciencia:

Para definirla muy sintéticamente, me gusta el enfoque de Richard Feynman “La ciencia es lo que inventó el hombre para no engañarse a si mismo”.

La ciencia no es el cúmulo de conocimientos que ha generado o descubierto la humanidad, sino el método (o más bien métodos) que se lo ha permitido. Por lo tanto no posee la verdad absoluta, (ni la busca) sino un conocimiento práctico y provisional sobre el cómo y el por qué de la naturaleza los fenómenos naturales.

Decir que un científico dijo tal o cual cosa, (o una persona con mayor o menor conocimiento de un tema) y darlo por verdadero no es actuar de manera científica.

Las afirmaciones científicas no se defienden con títulos, sino con pruebas científicas“.

Las anécdotas, las opiniones filosóficas, la cantidad de gente convencida sobre algo y las opiniones, avales y testimonios de famosos no son prueba de nada.

Tampoco lo son las afirmaciones basadas “en conocimientos milenarios”, en la “sabiduría popuar”, “las ecrituras sagradas” o las revelaciones.

La ciencia no lo sabe todo, y pocas veces puede tener la visión completa de algo, pero es la forma más segura de tener certezas.

La ciencia no es una ideologìa, es una metodologìa.
Acusar a alguien de ser “cientifisista” aduciendo que su manera de pensar es inhumana y carente de moral, denota una falta de conocimiento sobre lo que es y no es el racionalismo, el pensamiento crìtico y la honestidad intelectual.
La ciencia, si se quiere entender como colecciòn de afirmaciones que, siendo falsables, han demostrado, màs allà de la duda razonable, su certeza “hasta donde nos es posible comprobar”, es un conjunto enorme de conocimientos adquiridos a travès de innumerables experimentos y comprobaciones. Esos conocimientos han demostrado fehacientemente que funcionan para comprender una vasta panoplia de fenòmenos y han permitido desarrollo tecnològico, avances en medicina y salud, conceptualizaciòn de la realidad y con ello posibilidades de vivir mejor en el entorno. Tambièn han evitado perdidas humanas por comportamientos basados en supersticiones, creencias o pràcticas que, sin estar basadas en la metodologìa cientìfica, afirman tener pruebas de su efectividad o su pertinencia conceptual. Las llamadas pseudociencias.

El método para comprobar algo solo nos acerca a una visión más completa de un fenómeno natural. La misma ciencia se autocorrige constantemente, y esa es precisamente su ventaja.
Las posiciones dogmáticas, o aquellas basadas en revelaciones que se toman como infalibles, así como las que vienen de consejas populares de épocas previas al tratamiento científico de los hechos, en su abrumadora mayoría no aceptan cambio alguno en sus afirmaciones.
La ciencia no establece juicios crìticos, no confìa en “el sentido comùn”, en la lògica aparente, y se remite a apreciaciones perceptivas que establezcan puntos confiables de referencia, basados en lo que consideramos por el momento leyes fìsicas, esto es, comportamiento de lo que podemos percibir (materia) y sus efectos en lo que llamamos realidad perceptual.
Aquellas conceptualizaciones, fenòmenos o modelos de la realidad que no se han podido comprobar, no son, como consecuencia de ello, “ciertos” o “verdaderos”, y la falta de consenso cientìfico en algunos fenómenos no significa que estos se expliquen con afirmaciones metafìsicas o con modelos de realidad que no tienen sustento racional o que no puedan verificarse materialmente. Se debe aceptar humildemente que no todo se puede saber. Lo que está mal es ” explicar” esa parte de la realidad con afirmaciones carentes de certidumbre solo porque nos hacen sentir cómodos. La realidad es la realidad, queramos o no.

Otros sistemas para obtener conocimiento, pueden llegar a certezas, pero no son comprobables y requieren de la creencia, la fe o la confianza. Ninguna de estas vìas garantiza que los enunciados surgidos de ellas sean confiables, certeros o verificables. No es consistente con el pensamiento crítico concederles valor de certeza solo basándose en corazonadas, “sentido común” o fe.

Por otro lado, no solo se trata de creer a ciegas en la ciencia. Se trata de actuar de una manera científica, con lógica y criterio, pero para ello debemos conocernos a nosotros mismos y saber que somos muy proclives al auto engaño y a equivocarnos constantemente. Para ello es necesario saber razonar y saber cómo nos equivocamos. Y esto lo hacemos de dos maneras, 1. Caemos en errores de lógica argumental o errores de juicio por medio de falacias (inflingidas con o sin dolo) y 2. Evaluamos cayendo en sesgos cognitivos, las más de las veces inconscientemente.

Nos formamos una idea del mundo a partir de las experiencias o datos que obtenemos del entorno.

Cuando creemos que interpretamos algo satisfactoriamente (y esto lo hacemos de manera inmediata e inconsciente, las más de las veces) se desencadenan emociones que nos hacen actuar.

Entonces nos comportamos con alegría, con tristeza, con ira, con parsimonia, con entereza, con asombro, con miedo, ecuanimidad, templanza, decepción, depresión, optimismo etc. según las conclusiones rápidas a las que se llegue al momento de interpretar esos datos. (Desde luego, me refiero a situaciones donde nuestros juicios no son afectados por alguna patología o estado alterado de conciencia)

¿Cómo podemos interpretar esos datos para asegurarnos de no incurrir en errores de juicio?
Bueno, no podemos asegurarnos de que eso suceda… pero…

Si conocemos los sesgos cognitivos en los que podemos incurrir al momento de razonar, obtenemos más beneficios que leyendo cientos de libros de autoayuda, o apegándonos a comportamientos tribales sectarios.

¿Que son los sesgos cognitivos? 

Para formarnos una idea sobre tal o cual tema, antes de racionalizar los datos que obtenemos, tenemos que estar seguros de no engañarnos a nosotros mismos.
Y es muy fácil engañarnos a nosotros mismos sin darnos cuenta.

El cerebro nos ha permitido sacar conclusiones rápidas en situaciones que exigen una decisión rápida. Decisiones en las que nos va la vida de por medio. Y lo ha logrado a prueba y error evolucionando por milenios.
Tomando atajos, resumiendo, especulando… Pero no siempre decidimos correctamente.

Entonces la humanidad comenzó a coleccionar experiencias sobre todo, y lo encapsuló en diferentes medios. Al principio en relatos pasados de boca en boca, o en dibujos, y diagramas. Después en libros, partituras y poemas. Le llamos cultura. Una extensión del cerebro. Pero esa cantidad ingente de datos contiene juicios y creencias que no necesariamente son válidos en nuestras circunstancias, y que muchas veces son totalmente erróneos y pueden llevarnos a dolorosas equivocaciones.
Es por eso que la humanidad inventó lo que ahora conocemos como ciencia.

Repito, Feynman decía “la ciencia es lo que inventaron los humanos para no engañarse a sí mismos”
Pero no podemos ponernos a experimentar con todo lo que se nos presenta.
Debemos entonces actuar en base a nuestro criterio. Y este se halla comprometido si no nos conocemos. Si no sabemos por qué podemos errar.

A lo largo de la historia, hemos descubierto un cúmulo de situaciones en las que el cerebro actúa mecánicamente creando lo que llamamos Sesgos Cognitivos. Una especie de pre-juicios que, conciente o inconcientemente, usamos al momento de formarnos un criterio.

Sobre las Falacias Argumentativas y Lógicas, hay mucho material en wikipedia. Estar al tanto de su existencia, puede ahcer que no nos perdamos en una argumentación debido a giros engañosos de lógica o de retórica.

Javier Sánchez de la Barquera

 

He aquí algunas ligas que arrojarían más luz sobre lo aquí planteado:

Sobre cómo la ciencia busca el error antes que la prueba de certeza en una teoría:
http://tempusfugit.mx/blog/articulos-y-traducciones/como-hace-la-ciencia-para-obtener-conocimiento-confiable/

Sobre el equívoco de entender “Teoría” por “algo que no está probado”:
http://tempusfugit.mx/blog/2017/09/23/ciencia-teoria-modelo/

Sobre cómo nos engaña el “sentido común”:
http://tempusfugit.mx/blog/pensar-fuera-de-la-caja/

Sobre Sesgos cognitivos:
http://www.tempusfugit.mx/Luxaeterna/Sesgos_Cognitivos-paraweb.pdf

Sobre Falacias:
https://es.wikipedia.org/wiki/Falacia

Sobre escepticismo:
http://www.csicop.org/si

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