Las estrellas en la bóveda celeste forman patrones visuales que cada cultura a través de la historia y basados en su cosmogonía interpretaban como seres míticos, como animales de su entorno, o como objetos que les eran comunes. Cada cultura utilizó la bóveda celeste para medir ciclos solares, estacionales o lunares para ayudarse a predecir fechas y tiempos climáticos, tiempos para la pesca o tiempos para la agricultura.
De ahí que montaran historias y mitologías que explicaban estos cambios y ponían como escenario el telón de fondo celeste. En la cultura grecorromana esos patrones se identificaron con formas de dioses y personajes del Olimpo. De esta manera, se hizo entonces más fácil identificar zonas del cielo por las figuras que representaban los dibujos imaginados, uniendo con puntos las estrellas más visibles de cada zona estelar.
Los antiguos pensaban que las estrellas eran inamovibles, por eso el nombre de firmamento. Muchos de estos grupos de estrellas están situados en un cinturón imaginario que es por donde pasan los planetas la luna y el sol, únicos objetos estelares que cambiaban de lugar durante el año solar, el ciclo lunar o los ciclos planetarios, cada uno con sus propios tiempos. Actualmente a ese cinturón se le conoce como Eclíptica y es el plano del sistema solar, todos los planetas,con sus lunas, giran alrededor del sol a la altura del ecuador solar. Desde tiempos antiguos las constelaciones que pasan por ese cinturón que antiguamente se llamaba zodiaco, dividían en 12 partes, 12 constelaciones zodiacales que completaban un giro del sol, que pasaba por encima de ellas.
Todas las demás constelaciones se encuentran en la bóveda del hemisferio norte o la bóveda del hemisferio sur.
Cuando los navegantes europeos comenzaron a observar las estrellas del hemisferio sur, los cartógrafos les dieron nuevos nombres a esas figuras desconocidas para ellos. Pero no había un consenso global y había muchas confusiones. Es por eso que en tiempos modernos, la Unión Astronómica Internacional, a finales de la década de los años 20 en el siglo XX, determinó que internacionalmente se reconocieran sólo 88 constelaciones en toda la bóveda celeste, sumando los dos hemisferios.
A cada una se le dio un nombre basado en las tradiciones culturales occidentales. Actualmente las constelaciones no son únicamente el dibujo imaginario que se crea uniendo puntos entre grupos de estrellas. Son más bien toda la zona que circunda esa figura simbólica que da nombre y facilidad de reconocimiento por grupos afines.
La Unión Astronómica Internacional determinó también los límites para cada una de las constelaciones y dibujó fronteras entre unas y otras de tal manera que el cielo está dividido como un mapa político, de igual manera que como lo hacemos con los países. Cada zona del cielo corresponde a una de las 88 constelaciones.
Las constelaciones solo pueden observarse desde la superficie de la Tierra, ya que son dibujos imaginarios con estrellas que están aparentemente en una superficie plana, que es como percibimos el cielo desde la tierra. En realidad, las estrellas que son parte de una constelación, pueden estar alejadas de la tierra en muy diferentes distancias. Una estrella que vemos muy brillante, puede estar más retirada que una que vemos pequeña y poco luminosa. O viceversa, es cuestión de tamaños y distancias. Así, las estrellas que están por ejemplo en la constelación de Orión, están todas a diferentes distancias de la tierra y, si volamos al espacio, la forma que vemos que tiene el grupo desaparecería conforme nos alejamos de la tierra. Las constelaciones son pues, una manera de nombrar una zona en el cielo, si se está viendo desde la tierra.
He colocado dos archivos interactivos PDF con las constelaciones de cada hemisferio. Se pueden usar desde el navegador sin la opción de ocultar nombres, lineas y coordenadas, pero para que los botones interactivos de los layers (capas) funcionen, hay que descargar el archivo y abrirlo en el Acrobat Reader.
Constelaciones_Hemisferio_Norte_layers
Constelaciones_Hemisferio_Sur_layers
Se puede ver un facsimilar digital del famoso libro de 1603, Uranometría, de Johan Bayer Haciendo clic aquí.
Una versión para verlo en forma de libro digital, para leerlo sin conexión a internet, con hojas desplegables como en el original, me lo pueden solicitar por email, y con gusto les doy una liga para descargarlo.