Ciencia, Teoría, Modelo

– “El fin de la ciencia no es abrir la puerta al saber eterno, sino poner límite al error eterno”.
∼Galileo Galilei

En ocasiones me han dicho “la ciencia no lo sabe todo”, como si con ello dieran a entender que tal o cual fenómeno se puede explicar  en base a corazonadas, al “sentido común”, con  ideas surgidas como epifanías o con dogmas aprendidos de autoridades, libros antiguos o saber popular milenario, y sin hacer caso de lo que hasta el momento se ha estudiado y pasan, directamente, a creer en ello. A creerlo porque es más cómodo tener una explicación a mano, que una incertidumbre. Aunque la explicación carezca de evidencias, de lógica o de pensamiento riguroso.

Leo en un comentario en las redes:

“Las creencias ocultan la realidad, eliminan la duda y justifican las atrocidades. (…) La duda es el antídoto para el virus de la fe, la creencia o la sinrazón. Patriotismo, racismo, machismo, ideologías políticas… y toda religión o creencia que justifique guerras o atrocidades.”

Al momento, pienso que mientras más certezas cree alguien tener, es más proclive a creer en dogmas. Lo que me recuerda la opinión del humilde genio aquel que nos cambió la perspectiva lo que “sabíamos” de nuestros orígenes:

“La ignorancia genera confianza más frecuentemente que el conocimiento.”
∼Charles Darwin

Uno no “cree” en la ciencia.

No opina sobre un conocimiento o sobre un dato que se deduce con su método

Asume como correcto un concepto provisoriamente. Confía en los datos obtenidos y actúa teniéndolos en cuenta. Al hacerlo contribuye a que se confirmen otros datos de otros conceptos y en conjunto elabora modelos afianzados en esas certezas que se van puliendo o desechando si se demuestran erróneas.

El vicepresidente de los Estados Unidos, Mike Pence, dijo públicamente que no se debería de creer en la Teoría de la Evolución, porque “como su nombre lo dice, es una teoría, no está comprobada”, esparciendo un concepto erróneo sobre la palabra “teoría”.

A lo que la ciencia llama teoría no es a una idea salida de la imaginación, o una ficción inteligente, sino a un modelo perfectible, (una interfase práctica, un isomorfismo manejable) cuyos elementos nos dan una imagen lo mas precisa que sea posible de la realidad y que nos sirve para interactuar con ella. La enorme cantidad de datos de un modelo teórico, las más de las veces interdisciplinario, permite confiar en él por su altísimo nivel de corrección. En la mayor parte de los modelos teóricos, las dudas que aún se tienen sobre lo correcto de su planteamiento son solo de grado y solo en partes pequeñas de interacción entre los conocimientos. Cada una de las partes que lo interconstruyen son de una certeza que no permite grandes errores, si no es que son axiomáticas.

En otros sistemas de obtención de conocimientos o explicación de la realidad, como el pensamiento mágico, la superstición o la pseudociencia, los huecos se rellenan con dogmas , principios de autoridad, revelaciones o simples mentiras.

La honestidad intelectual del método (o métodos) científicos no permite colocar una pieza errónea en el modelo, y en aquellos casos donde se sabe que falta un dato o no hay certeza suficiente, se señala suficientemente y se coloca una pieza funcional que todos saben que es provisional y probablemente errónea. Esta pieza no afecta la corrección del entramado, sino una parte mínima de su funcionalidad.

Si fuera el caso de que eventualmente ese pequeño dato diera al traste con todo el modelo, este se desecha y se elabora uno con mayor grado de confiabilidad. Cosa que no hacen otros métodos para obtener conocimiento, como las pseudociencias o las ideologías, que acuñan dogmas inamovibles o sentencias por autoridad.

Poquísimas teorías actuales están en peligro de ser desechadas. Y no porque algunos puntos finos de sus componentes se presten a la perfección, la teoría se convierte en algo equivocado.

Es un error de neófitos creer que se le llama teoría a algo que no está comprobado.

Tan solo hablando de la ciencias dedicadas a la comprensión de lo físico, o de lo biológico, y sin tocar aquellas que se enfocan en la mente y la conducta, las teorías científicas han dado frutos prácticos y una comprensión puntual de nuestra existencia material en un grado nunca antes alcanzado.

De tal manera, al hablar de Teoría de la Evolución, no nos referimos a una hipótesis, sino a conocimientos puntuales, y a hechos incontestables cuyas implicaciones tratamos de explicar con un modelo coherente. La realidad es algo muy sofisticado y no tiene explicaciones simples, cortas o sencillas. Sin embargo, la explicación que nos da ese modelo es correcta y comprobada.

Como hay muchos detalles sutiles que no hemos afinado en ese modelo, le llamamos teoría, pero eso no significa que sea incorrecto, o equivocado, o que no esté probado. Significa que tenemos la inteligencia suficiente como para saber que, aún con lo que sabemos, podemos mejorar detalles y limar puntos que estaban burdos, ocultos o inexplicados. Lo que vamos descubriendo, lejos de convencernos de que estamos equivocados con el modelo, nos demuestra que cada vez lo comprendemos mejor.

Caso similar son la llamada Teoría de la Relatividad y el modelo conceptual de la Física Cuántica. Ambos modelos son tan certeros que nos permiten desarrollar tecnología o avances en comprensión de la materia, aplicables a salud, comunicaciones, producción de energía, Meteorología, Astronomía Química y en infinidad de aplicaciones prácticas, todas ellas con un grado de confiabilidad enorme y sin errores a nivel de nuestra escala. De hecho, con una exactitud de cálculo a niveles pasmosos de magnitud.

Aún cuando estamos seguros de que faltan varias piezas por comprender para que ambas teorías actúen como una sola, el avance práctico basado en la combinación con los conocimientos adquiridos de ambas nos ha permitido desarrollar lo que llamamos “Modelo Estándar“. Es el edificio conceptual más exitoso, sofisticado y exacto que ha alcanzado jamás la humanidad y que no es debidamente apreciado ni conocido por la inmensa mayoría de nuestros contemporáneos. Este ha funcionado de manera tangible mejor que ningún otro edificio conceptual del pasado, incluídas la noción Newtoniana, la Cartesiana o las filosofías anteriores a los años 70’s del siglo pasado, años en los que se concretaron las ideas que forman parte de la actual visión científica de la realidad, y que fueron herederas de las geniales conceptualizaciones físico-matemáticas de principios del siglo xx.

Existe otro tipo de “Teoría”, o mejor dicho, de modelo teórico, que es aquel que estudia las cuestiones cuya comprobación solo se deduce por contraste de ideas y por cálculo mental, ya que la comprobación material no está a nuestro alcance por el momento. Se trata de algunos puntos finos sobre el funcionamiento del universo, que de comprobarse por cualquier medio, darían certeza mayor a las actuales concepciones del comportamiento de la materia (a la unificación de las teorías de lo macro y lo micro, o sea la Relatividad y la Mecánica Cuántica de las partículas y energías elementales.) Son aquellas teorías que han surgido como posibles explicaciones matemáticas (esto es, explicaciones isomórficas, o sea interfases conceptuales que permiten comprender como funciona la realidad, pero en términos simbólicos con un alto contenido de representación simétrica de la misma) y que tienen una alta posibilidad de que sean correctas, dadas sus aparentes soluciones. Me refiero a explicaciones como la teoría de cuerdas, la teoría de la gravedad cuántica, la teoría de los multiversos, algunas conceptualizaciones del inicio del universo, como el mismo “Big Bang”, y otras muchas que siguen surgiendo como combinación o deducción de nuevos datos obtenidos en experimentación con la materia. (Entre ellas las conjeturas sobre materia y energía oscuras, y los ajustes que serán necesarios tras el descubrimiento de la “partícula de Higgins” o las ondas gravitatorias).

A estas teorías, que no forman parte de nuestro mundo práctico ni se ha desprendido de ellas tecnología o aplicación práctica, las considera la ciencia como embriones de nuevas explicaciones que están contribuyendo de manera notoria a pulir nuestra comprensión de la realidad. Son la frontera de nuestro conocimiento, y en buena medida las rutas por las que la humanidad deberá ahondar para equivocarse menos en su conceptualización de lo que consideramos nuestro entorno cósmico. Esto es, aquello en lo cual existimos.

 

Una respuesta a “Ciencia, Teoría, Modelo”

  1. Desde la infancia el cerebro del ser humano sigue el método científico para explorar su realidad observa, hace hipótesis y exprimenta cada fenómeno al que se enfrenta y sus conclusiones son tan válidas como precisas sean sus percepciones. Eventualmente, la educacion es lo que lo desvía. Sus cuidadores lo adoctrinan a seguir tal o cual curso de acción y de idiosincrasia que los hace esclavos de ese modo de explicar la realidad .
    Hay muy pocos libres de esa tara. Que sigue cierto fin social y evolutivo como especie. Te enseñan lo que para ellos es lo cierto y la mejor forma de sobrevivir.
    Eliminar esa capa de condicionamiento es difícil y algunas personas nunca lo logran.
    Desde mi perspectiva, la ciencia es tan cierta en sus conclusiones como la finura de sus percepciones, inicialmente confinada al límite de los sentidos naturales y ha ido avanzando cibfirne expande su capacidad de percepción.

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