Música junto con el arte visual, parte de mi cerebro no racional.

Existe un paralelismo claro para mi entre el arte visual, la música, las matemáticas, el ajedrez  y la poesía. Cada vez que dedico tiempo a cualquiera de esas áreas de consciencia, las demás se ven influenciadas, hinchadas, interconectadas, expandidas. Sin palabras, las “ideas” que surgen en cualquiera de las otras áreas cuando dejo de pensar en una de ellas que me haya atrapado un buen rato, se comportan más dúctilmente. Por ejemplo, después de escuchar música, en una partida de ajedrez se me pueden presentar motivos, ritmos, andamiajes mentales, estructuras de variantes que, sin que lo pueda verbalizar, enriquecen los planes o las combinaciones. Es una especie de atmósfera que simbólica e inadvertidamente me genera una escenografía invisible, hecha de sensaciones, que me emocionan (tranquilamente) y me posibilitan crear ideas con cierto sabor similar al de la música que acabo de escuchar… Cuando diseño es algo similar, y no sucede de forma esporádica, me pasa constantemente.

Tengo cerca de 90 gigabytes de música en uno de mis discos duros. Son una especie de personalidad (incompleta) de mi sensibilidad acústica. Les comparto la lista de álbumes y sus contenidos en un “pdf” de 85 páginas. Una especie de biblioteca musical. Me gustaría que quien me conoce escuchara algo de lo que me emociona…

Clic aquí para ver mi listado
Biblioteca musical JSB por álbum

o clic en esta foto:

44 Respuestas a creyentes en la “Medicina Alternativa”

Recientemente me enteré de que cierta facción del partido Morena (entiéndase que esta entrada no tiene visos políticos, ni me interesa hablar a favor o en contra de su candidato a la presidencia de México), hizo declaraciones apuntando a la peregrina idea de insertar el término “Medicina Alternativa” en la Ley General de Salud.
Twiteado por la cuenta “Tus Diputados Morena”.

Nuestro Diputado Roberto Cañedo Jiménez propuso insertar el término “medicina alternativa y complementaria” en la Ley General de Salud.

Semejante tontera que exhibe claramente la falta de asesoría científica del diputado, y tristemente refleja la idea que ha permeado en la población de que la “medicina alternativa” funciona.

Las razones que se aducen para la mentada inserción, son la falta de recursos para una medicina científica.

Cuba ya apostó en el pasado a esa práctica de usar en la isla a la homeopatía y a la acupuntura por razones de pobreza. Prefieren calmar al pueblo dando atole con el dedo. Simplemente no funciona.

México no está en las condiciones económicas como para actuar de esa manera. Se puede y se debe apoyar a la medicina científica dejando de lado las supersticiones y los paternalismos engañosos. A la larga, además de un retraso cultural, el remedio saldrá más caro aún.

Una ola de twiters denostando la medicina tradicional (científica) y endiosando a la herbolaria, la medicina natural, la homeopatía y “la sabiduría milenaria” surgieron inmediatamente como comentarios después de la nota.

Hace tiempo traduje una pieza de divulgación de la Dra. Harriet Hall hablando de los argumentos falaces que se suelen utilizar para denostar a la medicina científica. Ella responde sencillamente y con verdad a cuanta chorrada (aún si son dudas de buena fe no dejan de ser equívocos, malinterpretaciones o mentiras) se les ocurre para defender que la MA (medicina alternativa) funciona.

Valdría la pena difundir este artículo de la Hall para mitigar en algo la perniciosa idea del diputado, que va en contra de la razón, la lógica, el bien común y la ciencia en México.
He aquí el PDF eneste vínculo:

44_Respuestas_a_Creyentes_en_la_Medicina_Alternativa

o haciendo clic en esta foto

Del rigor en la ciencia y la virtualidad de la realidad

Hay un cuento corto de Borges que es una referencia al intento de la ciencia por abarcarlo todo y con precisión. Habla de un mapa escala 1:1, que resultó ser tan imposible como inmanejable. Se trata de “Del rigor en la ciencia“:

En aquel Imperio, el Arte de la Cartografía logró tal perfección que el mapa de una sola provincia ocupaba toda una ciudad, y el mapa del Imperio, toda una provincia. Con el tiempo, estos mapas desmesurados no satisficieron y los Colegios de Cartógrafos levantaron un mapa del Imperio, que tenía el tamaño del Imperio y coincidía puntualmente con él.
Menos adictas al estudio de la Cartografía, las generaciones siguientes entendieron que ese dilatado mapa era inútil y no sin impiedad lo entregaron a las inclemencias del sol y los inviernos. En los desiertos del Oeste perduran despedazadas ruinas del mapa, habitadas por animales y por mendigos; en todo el país no hay otra reliquia de las disciplinas geográficas.

Suárez Miranda, Viajes de Varones Prudentes, Libro Cuarto, Cap. XLV, Lérida, 1658.

No se cuantos, como yo, han percibido que la realidad se ha escondido en los pliegues de la virtualidad, y que la poética imaginación de Borges no pudo prever (¡Borges, ese abismo de imaginación y sentidos!)  el advenimiento de google maps, que en combinación con una pantalla táctil, que es lo mismo que una ventanilla por la que vemos una sección de un plano que cubre la totalidad de la esfera terrestre, podemos hacer que se desplace en cualquier dirección, haciendo que el mapa entero, como un suelo virtual,  “gire” bajo nuestra vista con  su centro fijo en el centro de la tierra,  paralelamente al suelo que pisamos… kilómetros y kilómetros… a cualquier escala.

Bajo esa ventanilla, con la facilidad de una caricia, se hace pasar por la vista cada punto del planeta, cada rincón, cada ribera, cada retorcida forma de isla. Sin que el mapa pese ni un gramo, sin que se atore por ningún borde. Toda la sábana enorme del mapa rodeando la tierra toda, se mueve dúctil sobre el mantel de mi mesa. Asomado ante ese aleph geográfico, puedo tocar un símbolo y un nuevo mapa enorme se superpone, mostrando ahora nombres de sitios interesantes, o el tráfico de tal calle. Y puedo superponer más mapas con más y más informes. Capas y capas de datos según el tema. Hospitales, restaurantes, estaciones de tren, clubes de pescadores, ateos o esotéricos.

Me resulta increíble la facilidad con que damos por sentado que eso es algo normal.