El espectro de opinión sobre la realidad nacional.

Por motivos profesionales, me ha tocado estar presente en varias ocasiones donde se definen estrategias cupulares para la creación de campañas, estrategias de comunicación y lineamentos para contenidos para medios con el fin de influir en la opinión de la sociedad en temas políticos. En muchas de estas reuniones se han seguido métodos similares al lanzamiento de una marca o producto/servicio. A partir del lanzamiento de la campaña o de los comunicados que se determinan en esas reuniones, se desencadena una secuencia de acciones que surgen secuencialmente en diferentes estratos y grupos sociales, debido a la manera en que los individuos interactúan, en como interpretan los comunicados, a su preparación cultural y sus circunstancias sociales y a la mayor o menor medida en que esos comunicados tienen éxito desde el punto de vista mediático y de tratamiento profesional.

A través de esa experiencia propia he armado un diagrama como modelo de trabajo en el que relaciono el encadenamiento de la opinión generada a partir de esas estrategias cupulares.

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En el diagrama aparece a la derecha mi personal enfoque sobre esas estrategias, semejante a los profesionales que se dedican a estudiar esos comportamientos o a quienes simplemente nos gusta, desde el lado del escepticismo racional, observar como se modifica la opinión de las masas en diferentes temas socio-políticos.

Es muy interesante constatar las diversas formas de apropiación del mensaje de campaña (o comunicado) y de cómo permea de manera lineal al principio y después permea, en forma de retroalimentación por repetición, en los diferentes grupos de receptores/emisores que se involucran en etapas subsiguientes de reforzamiento. Etapas en las que el mensaje va perdiendo su verticalidad para convertirse en una opinión más o menos homogénea, pero por razones ajenas al juicio crítico, a la verificación de datos o al análisis de opiniones diferentes a las del comunicado.

Basado en ese conocimiento, he revisado durante dos años los contenidos de los principales “líderes de opinión” y emisores de contenidos, en medios tradicionales y redes sociales, contrastando la opinión profesional de lados opuestos en el espectro de la percepción de la realidad nacional, checando su veracidad, sus fuentes, sus intereses comerciales, sus patrones o sus ideologías y su ética. A partir de esas revisiones, he generado otro diagrama que también es hipótesis de trabajo, sobre el espectro de opinión en emisores de contenidos sobre realidad nacional.

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Ha sido realizado a manera de búsqueda personal y he sido estricto en mi ideal de honestidad intelectual.  Puesto que la tarea de analizar  no la emprenden aquellos que generan esos contenidos, sino estudiosos particulares o profesionales, la comprensión de la realidad nacional cada vez depende más de que la gente pueda armar un criterio razonablemente confiable y realista sobre lo que aparece en medios tradicionales y redes sociales.

Los emisores de contenido son afectados por cuestiones políticas (campañas, obtención de poder), económicas (obtención de contratos, privilegios fiscales, “plumas a sueldo” etc.) y mercadotécnicas (negocio de la venta de noticias y clicbaits para comercializar anuncios).

El diagrama es un ejercicio que no busca sino exponer de forma tangible la complejidad de lo que genera el maremagnum de la opinión pública.
Está basado en la opinión general sobre la percepción de la realidad nacional, pero se puede hacer un diagrama similar para cada uno de los grandes temas nacionales. En cuanto a los tratamientos de particularidades sobre temas mediáticos, aquellas notas que son las que les gustan a los medios tradicionales para “ejemplificar” o enardecer a la opinión (el escandalito semanal, la foto comprometedora o el video editado) son solo incitadores para la respuesta visceral. No vale la pena quedarse en ellas sino tratar de captar el contexto general y los motivos por los que esos temas clicbait son generados o utilizados por diversos emisores.

Por otro lado, el diagrama presenta circunstancias importantes. Una que es inmediatamente entristecedor es la falta de periodismo comprometido con la veracidad, (el concepto de que la verdad es algo relativo es un pretexto para no ser objetivo, y es el inicio de la generación de la fake news, esto es, la idea de que “mi interpretación es tan válida como la tuya”) ninguno de los emisores de contenido sobrepasa la medianía de confiabilidad debido a sus sesgos, filias y fobias, que se dejan ver, sí o sí en todo lo que publican.

Otro detalle que se trasluce es que en su mayoría los medios tradicionales son lo que menos se elevan en ese ideal por lo objetivo, y se decantan por lo mediático, lo sensacionalista, lo emotivo. La columna de opinión priva sobre el reportaje honesto.

Es curioso que aún con lo desprestigiado de algunos, la gente sigue confiando en sus opiniones. Mucho tiene que ver que han sido por años los únicos que detentaban el poder de lo que se podía escribir o trasmitir y casi siempre a favor del poder en  “la silla” y que ahora se ha convertido en una “quinta columna” de facto. Las opiniones de periodistas independientes en redes sociales y de la tv digital, con su capacidad de dar voz a través de retroalimentación a los receptores del mensaje son ahora un incipiente pero alentador contrapeso a las tergiversaciones, manipulaciones u omisiones de la prensa comercial, pero algunos tienen el lastre de la poca objetividad que, combinada con un malentendido afán de balancear las emisiones de los medios tradicionales, se inclinan por defender a ultranza la visión que a su juicio acabará con el mal manejo de la información y pavimentará el camino hacia la eliminación de la corrupción, pero al hacerlo caen muchas veces en la omisión o el embellecimiento de errores o malos manejos. En su descargo hay que mencionar que en su gran mayoría no han caído tan bajo como para emitir fake news o fabricado casos para demostrar culpabilidad de quienes han actuado de forma deshonesta en medios e instituciones, públicas y privadas. Es hasta cierto punto comprensible, pero no justificante que actúen de esa manera después de años de estar sin voz, y en muchos casos censurados o reprimidos y no quieren que vuelva un sistema de falsa bonanza, solo para los favoritos del sistema.
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En mi gráfica no aparecen todos los actores, es solo una muestra con varios de los más relevantes. No he colocado, por ejemplo, al buque insignia de las emisoras de contenido del gobierno, la Conferencia Matutina, que en palabras de López Obrador es su modo de contrarrestar, explicar o derrumbar los argumentos de muchas de las notas de sus adversarios políticos y de tratar de sembrar “la agenda” temática para informar, sin recurrir a medios tradicionales, lo que plantea en su programa de “transformación y anticorrupción”. No la coloqué porque buena parte de la opinión que generan los emisores de contenidos que aparecen en el diagrama se dedican a comentar precisamente esa “agenda temática” que genera mucho de la percepción de la realidad nacional (además de las evidentes publicaciones de escándalos, manifiestos, y golpeteo político a los que están acostumbrados la mayor parte de comentaristas). Pero también porque será buen ejercicio que el lector coloque a la conferencia matutina en un sitio dentro de la gráfica.

La gráfica no intenta cuantificar la cantidad de influencia que tienen los emisores que aparecen, aunque es evidente que por la infraestructura de los medios tradicionales y el poder económico que las soporta desde las cúpulas de las que hablo en el diagrama anterior, la propagación de contenidos por esos medios es enorme.

La estrategia del gobierno de no apoyarse con los medios tradicionales (por lo menos no con la cantidad pesupuestal que dedicaban anteriores regimenes), auque aún sigue gastando en algunos, dió como resulado que varios de estos medios que antaño tenían derecho de picaporte y eran invitados para comentar sobre los “logros gubernamentales” o los posicionamientos para control de daños,sufrieran una baja importante de ingresos. De tal forma que algunos, como El Universal hayan tenido que apostar por la generación de contenidos sensacionalistas (aunque ya antes de eso eran claros oponentes al obradorismo) y otros, como el Reforma hayan recrudecido sus mordientes críticas al régimen.

Sería conveniente que, en el mejor espíritu del ejercicio, cada quien hiciera su propia investigación, con suficientes muestras y durante un tiempo razonable para formarse de propia mano un criterio propio. Sobra decir que es insoslayable un enfoque de honestidad intelectual e intentar quitarse sesgos y no incurrir en falacias de lógica. Solo funciona si no nos engañamos a nosotros mismos. Para estar medianamente informados sobre la realidad nacional es más necesario que nunca cotejar, comparar y escuchar posiciones antagónicas en cada uno de los temas nacionales. Quedarnos con nuestro medio de siempre y estar escuchando opiniones solo de los amigos que piensan como uno tiene un desagradable efecto de distorsión de la realidad que tarde o temprano generará sorpresas desagradables o frustraciones porque la realidad no se pliega a lo esperado.

Para remate, sería bueno probar donde colocarnos a nosotros mismos en ambas gráficas.

Una respuesta a “El espectro de opinión sobre la realidad nacional.”

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