Quitar a un presidente…

Algunos, en las redes, hacen labor de convencimiento azuzando a sus lectores o seguidores para que se unan a un “movimiento” para quitar de la presidencia a López Obrador. Un grupo de empresarios regiomontano designó prácticamente como presidente (o candidato a presidente) a un “accionista” de Soriana, la cadena de tiendas de autoservicio. Otros han colocado “peticiones en “change.org” (que no tienen ningún valor de representación y que pueden firmar tres o cutaro veces los mismos) para “demostrar” que son miles los que no quieren que siga el presidente. Cosa que es evidente, ya que las elecciones no las ganó AMLO con unanimidad de votos, pero aún queriendo, esos inconformes no pueden poner a quien ellos quieran o quitar a quienes no quieran. Esta es mi HO, desde mi torre ascética en la montaña:

En cualquier democracia que se precie de serlo ningún grupo de empresarios que se sienta molesto, desbancado de los negocios, o que crea que tiene mejores ideas puede quitar a ningún presidente. Para quejas e ideas hay caminos democráticos, legales y que nada tienen que ver con posicionamientos oligárquicos.
En mi opinión, ese “movimiento” para quitar de la presidencia a AMLO, ayudado por el envión que da la crisis de la pandemia, y distorsionando y confundiendo la información en medios, lo está haciendo en el peor de los momentos. Que se quede el país sin una estructura gubernamental (y sin asidero a ningún plan de acción que medianamente esté aceptado por la mayoría) es suicida. A esta gente no le interesan los ciudadanos, les interesa no perder sus negocios, recuperar sus canales de influencia en contratos y negocios y el que haya un impase violento no les importa con tal de que queden bien parados en la debacle.
No están acostumbrados a ser oposición y hacen todo lo que criticaban de la anterior oposición, pero elevan el listón de inconformismo y están dispuestos al golpe de estado, o al manotazo político.
No basta tener la razón, hay que hacerla valer por medios legales y democráticos. Y si ellos tuvieran (sin conceder) un punto de razón, el único camino es la concertación legal, la paz social y la democracia. ¿Ellos dicen que no se puede por medios legales porque la mayoría en las cámaras no se los permite? bueno, eso es exactamente la democracia, tienen que esperar entonces a que terminen los tiempos que tienen para gobernar aquellos a quienes la anterior elección puso en el gobierno. Sorry, es la manera de cambiar a todo el gobierno. Mientras, deben hacer uso de la negociación y la concertación para obtener que sus ideas (o parte de ellas) sean adaptadas a la nueva forma de gobernar. Pero ellos mismos han dinamitado constantemente la posibilidad de cualquier negociación, insultando, polarizando, poniéndose de pechito para que en el script megalómano de la 4T se les catalogue de “conservadores reaccionarios”, usando etiquetas que permean en la ciudadanía, sintetizando el “buenos vs. malos” que le encanta a la historia del “progreso”.
Entrar en ese juego perverso de vencidas solo sale perdiendo el dueño de la cantina, porque cuando alguno gane, el local será destruido por una trifulca cantinera donde espejos, muebles, botellas y mesas quedarán hechos pedazos.
Eso con independencia de que los periódicos y medios utilizan el sensacionalismo para propagar cuanta noticia genere espectación y los sigan aquellos cuyas burbujas de opinión coinciden visceralmente con la visión de su “bando”. Ya de los miles de bots y generadores de comentarios en redes, pagados por ambos bandos, creen más y más ruido mediático después hablamos.

Otra lectura que se sobrepone  a las intenciones de los empresarios disconformes es la de una estrategia para la preparación de una animadversión hacia la figura de AMLO para que su gobierno sea percibido como desastrozo e ir preparando el camino para las elecciones del próximo sexenio. Para ello un ambiente de confusión, una andanada de comentarios cada vez más burdos descalificando, desacreditando y ya de manera descarnada insultando es un río revuelto donde convencer a los desconcertados ciudadanos se torna más fácil ya que se prima la emoción por sobre el razonamiento.
Tiempos para leer entre lineas todo y formarse un criterio razonado si dejarse llevar por la corriente.