Sesgos cognitivos en la arena política

Quienes me conocen saben de mi interés en las falacias argumentales y en el conocimiento de los sesgos cognitivos. En las últimas semanas, dos temas que se sobreponen han estado invadiendo las redes sociales (debería aclarar que es en algunas bien definidas burbujas de opinión o “cámaras de eco”) con una evidente manipulación o el afán de crear confusión mezclada con borreguismo. Los temas son el manejo de la pandemia por el gobierno y la descalificación y descrédito de López Obrador, con un preocupante aumento en el insulto, la diatriba y la distorsión o descontextualización de lo que haga o diga. Justo es decir que hasta estas semanas, las descalificaciones se daban en ambos lados del espectro político, pero es verdad que ahora la andanada de memes, audios y videos editados y en una buena mayoría descontextualizados, provienen de aquellos interesados en crear confusión, desánimo o desestabilización. Hasta la idea de un no tan velado golpe de estado o manotazo político.
Cada vez es más notoria en la ciudadanía la falta de criterio propio, surgido de un pensamiento crítico, del leer entre líneas y de contrastar opiniones. La gente, en su gran mayoría, no tiene las herramientas para ello y no existen asideros que evidentemente emitan verdades. En estos tiempos, hasta quienes deberían de ser guías morales, o capellanes del bien actuar tienen agenda, intereses y manipulan. Con o sin dolo. Asumiendo una posición de faros cuya luz debe guiar comportamientos, tomas de decisiones y conductas. No seguir sus pautas es ser descalificado como “individuo non grato” para el grupo social en el que intente interactuar. Como un paria al que etiquetar, al que prejuzgar, al que insultar y de quien burlarse sonoramente.

¿Cómo entonces hacerse de un criterio propio? ¿Cómo desarrollar un juicio equilibrado que mantenga la ecuanimidad por sobre el escándalo, o el escepticismo sobre la calificación inmediata de alguna acción, opinión o evento?

Un buen inicio es darnos cuenta de cómo funciona nuestro pensamiento ante sucesos o informaciones que nos llegan a través de “las redes”. Cómo es que nuestro cerebro está fabricado por eones para actuar de manera automática, por razones de evolución, ante estímulos del exterior. Somos buscadores de patrones y actuamos frente a ellos de manera instintiva. Esto está muy bien para correr rápido ante un león escondido en la sabana, pero ya no funciona tan bien en un mundo complejo llenos de claroscuros en donde el conocimiento es más valioso que la respuesta automática.

Por ello es bueno conocer los sesgos cognitivos con los que nuestro cerebro trata de tomar atajos para ahorrar tiempo y salir bien librado. Todos estamos expuestos a que estas respuestas inmediatas hagan mella en nuestra conducta y nuestros juicios. Conocer estos sesgos, junto con la otra herramienta del pensamiento que son las falacias de argumentación lógica, son un modo de elaborar, con un buen porcentaje de acierto,  el juicio correcto sobre lo que dicen, por ejemplo, los medios y los políticos en turno. Los invito a investigar con más detalle esos sesgos cognitivos. Para darnos una idea de algunos de los más notorios, traduje una infografía muy bien armada que puede dar luz sobre nuestros fallos de pensamiento racional…
(Clic en la imagen para verla en tamaño completo)


Se puede leer el artículo original donde apareció la infografía (en inglés) Vale la pena leerlo completo, se sorprenderán del parecido entre el manejo político de cualquier país.
Haciendo clic aquí

Más sobre sesgos cognitivos que he escrito en este blog:
http://www.tempusfugit.mx/Luxaeterna/Sesgos_Cognitivos-paraweb.pdf

Disclaimer por enésima vez:
No soy amlover, ni partidario de la 4T, ni de ideología “comunista”. Mi apartidismo me permite, sin necesidad de defender a ninguno, ver lo más objetivamente aciertos o errores en bandos opuestos polarizados en los que unos y otros apoyan o detractan al contrario y salen a defender acciones de sus co-religionarios independientemente de si están equivocados o no.
Javier Sánchez de la Barquera

Quitar a un presidente…

Algunos, en las redes, hacen labor de convencimiento azuzando a sus lectores o seguidores para que se unan a un “movimiento” para quitar de la presidencia a López Obrador. Un grupo de empresarios regiomontano designó prácticamente como presidente (o candidato a presidente) a un “accionista” de Soriana, la cadena de tiendas de autoservicio. Otros han colocado “peticiones en “change.org” (que no tienen ningún valor de representación y que pueden firmar tres o cutaro veces los mismos) para “demostrar” que son miles los que no quieren que siga el presidente. Cosa que es evidente, ya que las elecciones no las ganó AMLO con unanimidad de votos, pero aún queriendo, esos inconformes no pueden poner a quien ellos quieran o quitar a quienes no quieran. Esta es mi HO, desde mi torre ascética en la montaña:

En cualquier democracia que se precie de serlo ningún grupo de empresarios que se sienta molesto, desbancado de los negocios, o que crea que tiene mejores ideas puede quitar a ningún presidente. Para quejas e ideas hay caminos democráticos, legales y que nada tienen que ver con posicionamientos oligárquicos.
En mi opinión, ese “movimiento” para quitar de la presidencia a AMLO, ayudado por el envión que da la crisis de la pandemia, y distorsionando y confundiendo la información en medios, lo está haciendo en el peor de los momentos. Que se quede el país sin una estructura gubernamental (y sin asidero a ningún plan de acción que medianamente esté aceptado por la mayoría) es suicida. A esta gente no le interesan los ciudadanos, les interesa no perder sus negocios, recuperar sus canales de influencia en contratos y negocios y el que haya un impase violento no les importa con tal de que queden bien parados en la debacle.
No están acostumbrados a ser oposición y hacen todo lo que criticaban de la anterior oposición, pero elevan el listón de inconformismo y están dispuestos al golpe de estado, o al manotazo político.
No basta tener la razón, hay que hacerla valer por medios legales y democráticos. Y si ellos tuvieran (sin conceder) un punto de razón, el único camino es la concertación legal, la paz social y la democracia. ¿Ellos dicen que no se puede por medios legales porque la mayoría en las cámaras no se los permite? bueno, eso es exactamente la democracia, tienen que esperar entonces a que terminen los tiempos que tienen para gobernar aquellos a quienes la anterior elección puso en el gobierno. Sorry, es la manera de cambiar a todo el gobierno. Mientras, deben hacer uso de la negociación y la concertación para obtener que sus ideas (o parte de ellas) sean adaptadas a la nueva forma de gobernar. Pero ellos mismos han dinamitado constantemente la posibilidad de cualquier negociación, insultando, polarizando, poniéndose de pechito para que en el script megalómano de la 4T se les catalogue de “conservadores reaccionarios”, usando etiquetas que permean en la ciudadanía, sintetizando el “buenos vs. malos” que le encanta a la historia del “progreso”.
Entrar en ese juego perverso de vencidas solo sale perdiendo el dueño de la cantina, porque cuando alguno gane, el local será destruido por una trifulca cantinera donde espejos, muebles, botellas y mesas quedarán hechos pedazos.
Eso con independencia de que los periódicos y medios utilizan el sensacionalismo para propagar cuanta noticia genere espectación y los sigan aquellos cuyas burbujas de opinión coinciden visceralmente con la visión de su “bando”. Ya de los miles de bots y generadores de comentarios en redes, pagados por ambos bandos, creen más y más ruido mediático después hablamos.

Otra lectura que se sobrepone  a las intenciones de los empresarios disconformes es la de una estrategia para la preparación de una animadversión hacia la figura de AMLO para que su gobierno sea percibido como desastrozo e ir preparando el camino para las elecciones del próximo sexenio. Para ello un ambiente de confusión, una andanada de comentarios cada vez más burdos descalificando, desacreditando y ya de manera descarnada insultando es un río revuelto donde convencer a los desconcertados ciudadanos se torna más fácil ya que se prima la emoción por sobre el razonamiento.
Tiempos para leer entre lineas todo y formarse un criterio razonado si dejarse llevar por la corriente.

Pesimismo vs. Realismo

En un artículo aparecido en HumanProgress, Marian L. Tupy escribe sobre la percepción psicológica del pesimismo.
Me permito traducir su artículo porque me parece escencial en estos tiempos de bombardeo de fakenews y de desestabilización social por bulos y noticias sensacionalistas. El artículo de marras se puede encontrar en inglés enhttps://humanprogress.org/article.php?p=2605
y esta es mi traducción:

Es importante reconocer nuestras predisposiciones pesimistas para que podamos sobreponernos a ellas.

En una crisis el Pesimismo es natural pero el Realismo es crucial

Con el “encierro” por el COVID-19 sobre nosotros, la ansiedad y la depresión están en aumento. Sería irresponsable minimizar los riesgos que representa el coronavirus para la salud y la economía de Estados Unidos. Pero el pesimismo excesivo tampoco interesa a nadie. Los problemas y sus supuestas soluciones deben evaluarse fría y desapasionadamente. Los hechos, la lógica, la razón y la ciencia, no las emociones, deben guiarnos en este momento de problemas.

Desafortunadamente, algunos de nuestros impulsos más básicos evolucionaron en un momento en que el mundo era muy diferente al nuestro. “Nuestros cráneos modernos albergan una mente de la edad de piedra”, señalan Leda Cosmides y John Tooby de la Universidad de California en Santa Bárbara. La mente puede ser decididamente dañina al ayudarnos a abordar los problemas actuales, incluidos los de ansiedad y depresión.

¿Qué tipo de “hábitos de la mente” hemos desarrollado durante los cientos de milenios que pasamos viviendo en un mundo que era más inhóspito que el nuestro? Primero, hemos evolucionado para priorizar las malas noticias. “Los organismos que tratan las amenazas como más urgentes que las oportunidades”, escribió el eminente psicólogo de la Universidad de Princeton Daniel Kahneman en su libro de 2011 Thinking, Fast and Slow , “tienen una mejor oportunidad de sobrevivir y reproducirse”. Ese es un impulso muy poderoso que puede engañar incluso a los observadores más desapasionados y racionales.

Como Mark Trussler y Stuart Soroka de la Universidad McGill en Canadá encontraron en su artículo de 2014 ” Demanda del consumidor de noticias cínicas y negativas”, incluso cuando las personas expresamente dicen que están interesadas más en buenas noticias, los experimentos de seguimiento de los ojos muestran que en realidad están mucho más interesado en malas noticias.”Independientemente de lo que digan los participantes”, concluyen los autores del estudio, las personas “exhiben una preferencia por el contenido de noticias negativas”.

Así, cuando lea las noticias, asegúrese de que además de leer sobre el último recuento de muertes COVID-19, también aliméntese con los últimos avances tecnológicos, médicos y científicos que pondrán fin a la pandemia.

En segundo lugar, como señaló el psicólogo Steven Pinker de la Universidad de Harvard en su libro “Enlightenment Now: The Case for Reason, Science, Humanism and Progress” de 2018 , la naturaleza de la cognición y la naturaleza de las noticias interactúan de maneras que nos hacen pensar que el mundo es peor de lo que realmente es. Después de todo, las noticias tratan sobre cosas que suceden. Las cosas que no sucedieron no se informan. Como él señala, “nunca vemos a un periodista que le diga a la cámara: ‘Aquí estamos, transmitiendo en vivo desde un país donde no ha estallado una guerra'”. Los periódicos y otros medios, en otras palabras, tienden a centrarse en lo negativo. Como dice el viejo adagio periodístico: “Si lleva sangre, te jala”.

Recuerde que además de los horrores de COVID-19, todavía hay muchas cosas buenas en el mundo. Sí, incluso en medio de una pandemia, las personas se enamoran, dan a luz bebés sanos y ayudan a los extraños a sobrevivir.

En tercer lugar, los medios rara vez proporcionan un análisis “comparado con…” o ponen eventos terribles en su¨”propio” contexto. El coronavirus es mortal, pero no es la peste bubónica, que tenía una tasa de mortalidad del 50 por ciento, o la peste septicémica, que tenía una tasa de mortalidad del 100 por ciento. Afortunadamente para el bienestar a largo plazo de nuestra especie, hemos despertado ante el peligro mortal que representan las enfermedades transmisibles por un virus mucho más leve. Con suerte, los gobiernos y el sector privado desplegarán recursos humanos y financieros para garantizar que la próxima vez estemos listos. Se cambiarán las leyes y se racionalizarán las regulaciones para garantizar que seamos más diligentes, es decir, más rápidos, para responder a futuras emergencias.

Cuarto, la llegada de las redes sociales hace que las malas noticias sean inmediatas y más íntimas. Hasta hace relativamente poco, la mayoría de la gente sabía muy poco acerca de las innumerables guerras, plagas, hambrunas y catástrofes naturales que ocurren en partes distantes del mundo. En 1759, el filósofo escocés Adam Smith escribió en su Teoría de los sentimientos morales :

“El desastre más frívolo que podría ocurrir [a un hombre] podrá ocasionar una perturbación más real. Si estuviera por perder su dedo meñique mañana, no dormiría esta noche; pero, si nunca la vio, roncará con la más profunda seguridad sobre la ruina de cien millones de sus hermanos, y la destrucción de esa inmensa multitud parece claramente un objeto menos interesante para él que su miserable desgracia”.

Sin embargo, como estamos descubriendo rápidamente, Internet en general y las redes sociales en particular también nos permiten trabajar, manteniendo la distancia social. Nos permite aprender sobre el sufrimiento de los demás, incluidos los que están en lugares distantes, y acudir en su ayuda.

Quinto, el cerebro humano también tiende a sobrestimar el peligro debido a lo que los psicólogos llaman “la heurística de disponibilidad” o un proceso de estimación de la probabilidad de un evento en función de la facilidad con la que vienen a la mente las instancias relevantes. Desafortunadamente, la memoria humana recuerda eventos por razones distintas a su tasa de recurrencia. Cuando aparece un evento porque es traumático, el cerebro humano sobreestimará la probabilidad de que se repita.

En este momento, decenas de miles de personas están luchando por sus vidas con la ayuda de ventiladores. Otros han perdido esa pelea. Si bien ese resultado es trágico, no asuma de inmediato que ese es el destino que le espera. Para mantener a raya la depresión y la ansiedad, piense en las decenas de miles de personas que se están recuperando.

Sexto, como descubrieron los psicólogos Roy Baumeister de la Universidad de Queensland y Ellen Bratslavsky del Cuyahoga Community College, “lo malo es más fuerte que lo bueno”. Considera cuánto más feliz se puede sentir si lo imagina. Entonces considere: ¿cuánto más abatido se puede sentir si lo imagina? La respuesta a la última pregunta es: infinitamente. La investigación muestra que las personas temen las pérdidas más de lo que se deleitan en las ganancias; insistir en los contratiempos más de lo que disfrutan los éxitos; Resienten las críticas más de lo que se sienten alentados por los elogios.

Trate de no detenerse en los peores escenarios de COVID-19 y recuerde siempre que, estadísticamente hablando, la mayoría de las personas tienen una buena oportunidad de superar la pandemia sin mostrar síntomas menores de la enfermedad.

Séptimo, las cosas buenas y malas tienden a suceder en diferentes líneas de tiempo. Cosas malas, como el estallido de una pandemia, pueden suceder rápidamente. Las cosas buenas, como los avances que la humanidad ha hecho en la lucha contra el VIH / SIDA, tienden a suceder de manera incremental y durante un largo período de tiempo. Como Kevin Kelly dela revista Wired dijo, “Desde la Ilustración y la invención de la Ciencia, ‘hemos conseguido crear un poquito más de lo que hemos destruido cada año’. Pero esa pequeña diferencia positiva compone durante décadas lo que podríamos llamar civilización … [El progreso] es una acción de “auto-tapado” que se ve solo en retrospectiva “.

Con ese fin, recuerde que nuestra especie ha erradicado o casi erradicado la viruela, el cólera, la fiebre tifoidea, el sarampión, la poliomielitis y la tosferina. Hemos avanzado mucho en nuestra lucha contra la malaria y el VIH / SIDA. Y la velocidad de nuestros éxitos está aumentando. La primera evidencia creíble de viruela proviene de la India en 1500 a. C. La enfermedad fue erradicada en 1980. Eso es 3mil quinientosl años de sufrimiento. En 1980, comenzamos a aprender sobre el VIH / SIDA. Para 1995, teníamos la primera generación de medicamentos que mantenían con vida a las personas infectadas. Son 15 años de sufrimiento. La epidemia de ébola se extendió entre 2014 y 2016. La primera vacuna contra el ébola fue aprobada en los Estados Unidos en diciembre de 2019. Eso es cinco años de sufrimiento. En diciembre pasado, el coronavirus no tenía nombre. Hoy en día, se están realizando ensayos en humanos para la vacuna contra el coronavirus en todo el mundo.

Octavo, los humanos también padecen una peculiaridad psicológica conocida con nombres como “punto de inflexión”, extrapolación de pesimismo o la ilusión del final de la historia. Como observó el ex columnista financiero del Wall Street Journal Morgan Housel, incluso las personas que son conscientes del progreso que la humanidad ha hecho en el pasado, “subestiman nuestra capacidad de cambiar en el futuro”. “Si usted subestima nuestra capacidad de adaptación a situaciones insostenibles”, ha apuntado, “que encontrará todo tipo de cosas que en la actualidad se ven mal y pueden ser extrapoladas a desastroso. Extrapolar los aumentos de inscritos a educación universitaria y será prohibitivamente caro en 10 años. Extrapolar los déficits gubernamentales ye que estaremos en bancarrota en 30 años. Extrapolar una recesión y que estaremos quebrados después de poco tiempo. Todos estos podrían ser motivos de pesimismo si no se asume ningún cambio o adaptación en el futuro. Lo cual es una locura, dada nuestra larga historia de cambio y adaptación”. De hecho los humanos han cambiado y se han adaptado en el pasado y lo haremos y prosperaremos una vez más.

Finalmente, mantenga su ánimo en alto. Los humanos, a diferencia de otros miembros del reino animal, son seres inteligentes que tienen la capacidad única de innovar para salir de problemas apremiantes. Hemos desarrollado formas sofisticadas de cooperación que aumentan nuestras posibilidades no solo de sobrevivir, sino de prosperar. En otras palabras, existen motivos racionales para el optimismo sobre el futuro. Y si bien es cierto que, como a los corredores financieros les gusta decir, el rendimiento pasado no es una guía para el rendimiento futuro, tenga en cuenta las palabras del historiador y estadista británico Thomas Babington Macaulay, quien escribió en 1830:

“ En todas las épocas, todos saben que hasta su propio tiempo, se han producido mejoras progresivas; nadie parece contar con ninguna mejora en la próxima generación. No podemos probar absolutamente que están equivocados quienes dicen que la sociedad ha llegado a un punto de inflexión, que hemos visto ya nuestros mejores días. Pero así lo dijeron todos los que vinieron antes que nosotros y con la misma razón aparente. … ¿Dónde está escrito que con solo mejoras detrás de nosotros, no debemos esperar nada más que deterioro ante nosotros?”

A medida que avanza el encierro por COVID-19, recuerde todas las diferentes formas en que su mente puede estar jugando con trucos. Reconocer que usted es un miembro de una especie que siempre en la búsqueda de peligro y que su predisposición hacia lo negativo proporciona un mercado para los proveedores de malas noticias. El sesgo de negatividad está profundamente arraigado en nuestros cerebros. No se puede sacudir de nosotros. Lo mejor que podemos hacer es darnos cuenta de que estamos sufriendo por ello.

Marian L. Tupy es analista senior de políticas en el Centro para la Libertad y la Prosperidad Global del Instituto Cato, y editora de HumanProgress.org.

 

Sobre el manejo de la crisis pandémica en México (2)

En cuanto a las declaraciones de Barbosa, sobre que los pobres son inmunes y los ricos tienen un riesgo mayor de contagio del Covid19, es un teléfono descompuesto y un caso patológico de capacidad de comprensión y comunicación.
Es muy evidente que la linea que tomó el gobierno (pero no solo el gobierno) y que le pasó a Barbosa es que la gente no deje de salir a trabajar, y que se le dijo que diera confianza al pueblo “llano”, al obrero, al jornalero, a las comunidades suburbanas, etc. El problema viene con la capacidad de comprensión y la capacidad de comunicar sin soltar incoherencias.

Como ya he dicho, (este es un texto que sigue a una secuencia de opiniones mías en RRSS sobre la decisión tomada por el gobierno mexicano para afrontar la pandemia, como en mi blog: http://tempusfugit.mx/blog/2020/03/21/zugzwang-y-coronavirus/ y en otros grupos) el gobierno ya decidió que el contagio colectivo y la inmunidad de grupo (vuelvo a insistir que eso no se ha comprobado que sea posible) son la estrategia a seguir en el manejo de la crisis.

Ahora, analicemos sin sesgo si este es un problema de Morena, y la ideología presidencial, o un problema estructural independiente del sello al que pertenezca quien está al mando. Estilos aparte. En otras palabras ¿Que puede decidir el gobierno en las actuales condiciones estructurales del país?

Pongamos por ejemplo el caso de lo que salió a decir Salinas Pliego, que es un empresario que lo mismo apuesta a tirios que a troyanos mientras le dejen continuar sus negocios. Quiero decir, que no se puede imaginar uno que pertenezca a la 4t. Lo que los detractores del peje esperarían que hiciera un empresario, sería que saliera a decir que pondría de su parte ayudando al país, por ejemplo poniendo a sus fábricas de muebles (entre otras) a hacer elementos sanitarios o que pusiera una cantidad para medicamentos , o que les dijera a sus empleados que redujeran las actividades ola cobranza de las deudas de Electra etc. Pero no, salió a apuntalar la idea de que el país no puede detener la economía y que los mexicanos deben seguir trabajando haciendo un sacrificio.

Lo que quiero resaltar en el caso de Salinas Pliego es que no es amlo ni la 4t la que salió a decir eso. Es un hijo ejemplar del mundo empresarial mexicano. No de morena, del pan, o del pri. Es la preocupación por que no se detenga la planta productiva, apoyando el escenario de “los que se tengan que enfermar que lo hagan ya”.
Veladamente, lo mismo que el vicepresidente del gobierno tejano.

La idiotez de decir que los pobres son inmunes se cuece aparte, es el teléfono descompuesto de alguien a quien dijeron que el contagio en ciudades o entornos urbanos, con gente que se mueve de sitio es primero que en pueblos alejados o con poca hacinación social. Pero de que les va a llegar no hay duda.

El problema es el nivel de educación del político promedio en México, y que no hace distingos entre panistas, priistas o los cabecillas de Morena. La caballada está flaquísima. Lo mismo es imbécil un tecnócrata que un “socialista”. Es la realidad actual del país. No llegan a puestos administrativos importantes los pocos capacitados, porque no les interesa, o porque en el camino se corrompen.
Me parece que no se debe dejar de ver las posibilidades reales de como llevar la crisis en un país con estas deficiencias estructurales, económicas, de sobrepoblación y de organización de protocolos. Independientemente del partido en la silla, las opciones son todas preocupantes y nuevas. Los estilos de llevarlas a cabo son la marca del que estáen cargo. pero no es lo mismo decidir por San Pedro que decidir por un país que es un mosaico de diferentes grupos con diferentes posibilidades educación y número.

No atribuyamos a la maldad o la conspiración lo que se puede explicar por la estupidez o la incultura.

Disclaimer por enésima vez:
No soy amlover, ni partidario de la 4,t ni de ideología “comunista”. Mi apartidismo me permite, sin necesidad de defender a ninguno, ver lo más objetivamente aciertos o errores en bandos opuestos polarizados en los que unos y otros apoyan o detractan al contrario y salen a defender acciones de sus co-religionarios independientemente de si están equivocados o no.
Javier Sánchez de la Barquera

 

NOTA:
El tema continúa en otro artículo del blog escrito después que este texto.
http://tempusfugit.mx/blog/2020/03/27/sobre-el-manejo-de-la-crisis-pandemica-en-mexico-3/

Zugzwang y Coronavirus

 Una visión particular sobre el manejo de la crisis de la pandemia Coronavirus en México.

Dos videos salieron a la luz el día 20 de marzo. Uno de la Primer Ministro alemana Ángela Merkel, con un tono “a la Churchill”, mesurado, pero crudamente realista, poniendo a la situación actual de la crisis de la pandemia por el coronavirus a la altura del reto que para Alemania fue la Segunda Guerra Mundial y haciendo un llamado a la responsabilidad de todos para detener la amenaza que calificó de muy grave. Recordemos que Alemania, como Italia, España, Corea y China, decidieron ir por el plan de aislamiento social obligado y paro de actividades económicas a gran escala.

El otro video, fue el mensaje del Ministro de Defensa de Israel, Naftali Bennett. En este mensaje, insta a los ciudadanos israelíes a seguir con lo que el llamó “the most important insight on the Corona crisis”, esto es, la separación de jóvenes y adultos mayores (abuelos) llevándolos lo más retirado posible y con suficientes vituallas para que resistan aislados durante semanas… o meses.
La manera de decir: “No se puede detener”, el mismo camino que escogió Inglaterra, Amlo y ahora Israel.

No sé si es buena idea o una estrategia correcta, pero la manera de comunicarlo es más sutil y en cierto sentido más correcta que Amlo.

Amlo dijo más o menos eso en la Rueda de Prensa “mañanera”... a su manera.

En la “mañanera” de hoy (20 de marzo), con lo del tema coronavirus, ya fue más claro que en otras ocasiones. Dijo que desde hace tres meses tenían preparado un plan de contingencia y que lo ha estado llevando en etapas estratégicas. Que está asesorado por científicos y médicos y no por políticos o diputados.
Que tiene preparados hospitales y recursos económicos para medicinas y “lo que se necesite”, que tiene una cantidad de millones de pesos (es irrelevante, en este escrito, la cantidad) que le va a dar a los adutos mayores como una especie de quincena, para que no salgan a trabajar y que no se preocupen por como sobrevivir. Que los ciudadanos deben de cuidar a esos adultos mayores y no permitir que enfermen, siguiendo las indicaciones que estratégicamente están dando a conocer en cada etapa de la pandemia. Que él va a estar avisando personalmene cualquier cambio o avance en esas medidas.
En pocas palabras, dijo lo mismo que el israelí y el inglés.

Como opinaba yo el otro día en redes sociales, solo hay dos sopas en esto: o el gobierno detiene al país y su economía y los mete a todos a sus casas para que el número de decesos sea menor y la pandemia se detenga,  pero afectando a miles con las medidas y creando una inestabilidad económica que llevaría años restaurar, o dejar que se enfermen los que van a aguantar, supuestamente, y esperando a que el 60% quede inmune por haberla soportado y así cortar los contagios (aún no está comprobado que los que se curan del Covid19 se vuelvan inmunes) , pero elevando el número de decesos de los grupos de riesgo, en el orden de decenas de miles, en su mayoría adultos mayores y gente con patologías.

Para mi es evidente que lo que quiso hacer AMLO, además de tener en la mira una posible desestabilización, es proteger a la gente que no tiene nada, dándole confianza y ahora, según él, apoyo económico a la mayoría que está en pobreza y no tiene como aguantar la pandemia ni su secuela de quiebra económica o de supervivencia básica,  para muchos que se quedan de la noche a la mañana sin entradas o trabajo. Dijo hoy que ya logró obtener medios para proteger a los más pobres y que desde ese punto, se iba a “esparcir la ayuda a los demás” .
No creo que haya llevado bien el asunto ni su comunicación pero se entiende que trató de no preocupar y dar apoyo moral (otra cosa que ni él ni su equipo han sabido comunicar) sin embargo, a cierto sector informado de lo que sucede en otras partes del mundo sí que lo preocupó, porque le dió a entender que no se actúaba como en otros países.
Considero un error de transparencia, misma que debió afrontar sin pensar que actuando de modo paternalista estaba ayudando a un sector.
Entiendo, pero no justifico esta manera de actuar, que no es ética desde un punto de vista del derecho a la información verídica que tiene un ciudadano en relación a su gobernante, en una sociedad democrática.

La verdad es que estar en ese puesto tomando decisiones, es perder-perder. Siempre sales como el cohetero. La triste realidad terrible es que el país no aguanta un paro generalizado durante meses como lo puede aguantar, con mucho sacrificio, un país del primer mundo. Todo aquí es diferente. La cantidad de individuos, las distancias enormes, la economía, la educación,  la infraestructura de hospitales y sistema de salud y los mecanismos burocráticos y protocolos que medianamente están funcionando en otros países europeos, o decididamente totalitarios, como China y sus medidas draconianas.

La solución que me queda claro que tomó el gobierno mexicano desde el principio fue la misma que tomaron Iglaterra e Israel, y en cierta medida Francia , aunque éstos países actuaron con mayor transparencia (en el caso de Israel, no deja de sonar eufemista el giro de defensa a los abuelos y la separación de jovenes y adultos mayores, dicho esto como una solución facil y sin decir, como lo hizo Boris Johnson, que todas las familias perderían seres queridos). México, como digo, ya había tomado esa decisión a nivel gobierno, más obligado por la situación socio-económica, como comenté arriba, que por sesudo análisis médico/científico. Tomar esa decisión es como decir “Que se enfermen los jóvenes, para que de manera natural la población comience a adquirir inmunidad de grupo y la pandemia se detenga. Y esperemos que tengamos suficiente “parque” para ayudar a los graves, en su mayoría mayores de 60″. En pocas palabras, que dios escoja a los “suyos” y los demás a rezar y cuidarse cada quien para su santo.

La manera de llevar a cabo este plan, que según AMLO tienen 3 meses pensando y la manera de comunicarlo se presta a que se vea indolente… y ya de por sí tenía haters, pero es en cierto sentido estricto equivocado ese modo de percibirlo .
Por ejemplo con las declaraciones sobre amuletos y oraciones, que van dirigidas en su discurso a los más incultos, pobres y desamparados, (su capital político, pero en términos reales, ciertamente los abandonados de siempre y en número enorme ) y que son los que más la van a llevar mal si esto se pone feo, como todos los indicadores apuntan. Es lo que hacen los gobiernos cuando la situación no tiene una solución rápida o viable en términos pecuniarios. Apoyarse en la iglesia, y la fe eslo que hace Trump, y era lo que se hacía en cada momento difícil aquí, sea la Guadalupana o  la chamanería. Apelar a la sensación de seguridad que da el creer en algo.
Insisto, entiendo, pero no justifico.

Recapitulo el caso: en su mañanera de antier (18 de marzo), se le ocurrió mostrar unos amuletos que la gente le ha dado en sus visitas a pueblos y ciudades. En las ediciones y recortes del video que se propagó en medios y redes, se sugiere (algunos lo dicen abiertamente) que le dice a la gente que así se van a defender del coronavirus. De ahí, los medios internacionales han seguido diciendo ese malentendido. En realidad, ahí y en todo momento ha dicho que la gente debe seguir las indicaciones de la SSA y los consejos de seguridad que promovió la OMS lavado de manos, estornudar en el codo, etc. (aunque en su afán de “ser como el pueblo” actúa de forma displicente sin aceptar gel hidroalcohólico y dando besos abrazos y caricias a niños y adultos) Y los últimos días, la misma SSA sugiere que actuemos como en fase 2.
La percepción de muchos, apoyada por memes y videos editados, fue que no hace nada en su estrategia al mismo tiempo que promueve amuletos .
Curiosamente, en redes sociales esas oraciones y fotos de “detentes” abundan. Nuestro pueblo cree fervientemente en eso.

Mi lectura sobre el manejo de Estado de la actual crisis de salud pública es que independientemente del resultado final, AMLO, desde su visión autoimpuesta de presidente “histórico” y enfrentado con una realidad social, económica y estructural muy delicada,  se encuentra en una situación de zugzwang ante los escenarios de un tablero de ajedrez de estadista. Seguramente en consenso con empresarios y equipo de desarrollo social se tomó la decisión que México puede tomar a pesar de todos los vendavales. Seguir adelante sin detener económicamente al país. Cualquier decisión lleva a una mala posición. En ajedrez, ante una disyuntiva que lleva a dos malos caminos, se tiene que tomar el que favorece un mejor final. Las variantes que siguen son muchísimas y complicadas. Eperemos que el mandatario, pero también  nosotros, nos comportemos a la altura de un problema mayúsculo que evidentemente todo el gabinete conoce.
Hago votos por que las secuelas sean restañables y soportemos el aparentemente inevitable vendaval

Sin duda una decisión durísima y que pondrá al país en un momento histórico… pero no la clase de historia con la que soñó y que, sin embargo se le presenta como oportunidad para escribirla con bonhomía y sin protagonismo.

No son momentos de estar a favor o en contra de su mandato o del de cualquier otro en su puesto. Es momento de ayuda mutua, de creatividad ante la adversidad, de menos quejas y más ideas, de ponerle el hombro a quien lo necesite y a no ser un patán oportunista que crea que a río revuelto puede sacar provecho.

La actual es una situación en la que jamás ha estado la humanidad. Está comunicada como nunca, con acceso a todo el conocimientoo, con la evidente necesidad de actuar todos a favor de todos para no caer en lo infrahumano. Es claro que solo podemos salir de estas actuando al unísono y sin intereses de grupo. Si los demás caen caemos nosotros. Si solo veo por mi, hago que los demás, en su caída, me arrastren.
Por las reacciones del ciudadano de a pié de cualquier país, me doy cuenta que todos somos iguales (salvo la minoría de psicópatas de siempre) y todos actuamos de buena fe. Tengo confianza en que esta situación sacará lo mejor de nosotros y sabremos acomodarnos a las situaciones difíciles que por primera vez como humanidad total podemos resolver.

 

Ruido mediático y desinformación programada

Nuestro tiempo:
Acceso masivo a internet y a celulares y una evidente falta de educación sobre pensamiento crítico y racional. ¿Qué podría salir mal?

En términos generales la población mexicana está siendo objeto de un bombardeo constante de desinformación, ya sea planeada o no, y somos parte de un experimento “sobre las rodillas” para mover consciencias y fidelidades.

En lo que se ha caído con toda esa andanada de ruido es en el triunfo del insulto, la desacreditación y el escarnio por sobre los argumentos o los datos fidedignos.
El ambiente no se presta más para proponer, sugerir o explicar cómo podría ser mejor la situación. Si se tiene una idea y se expone ante alguien contaminado con ese odio planeado seguramente le calificará, insultandolo de paso, de ser un obtuso que no comprende nada.

Lo que se está viviendo es una estrategia implementada por y para líderes políticos no liberales de todo el mundo. En lugar de silenciar las voces disidentes, o para azuzar una oposición conveniente, estos han aprendido a aprovechar el poder “democratizador” de las redes sociales para sus propios fines: a bloquear las señales incómodas y a sembrar la confusión. Ya no necesitan silenciar los gritos disidentes en las calles; pueden usar un smartphone para ahogarlos. Los estudiosos tienen un nombre para esto: censura a través del ruido. …

Claro que sucede en todos lados:
La campaña de Trump planea gastar más de mil millones de dólares, y contará con la ayuda de una vasta coalición de medios de comunicación partidistas, grupos políticos externos y agentes emprendedores independientes. Estas fuerzas pro Trump están a punto de emprender la que podría ser la campaña de desinformación más extensa en la historia de Estados Unidos. Ya sea que tenga éxito o no en la reelección del presidente, los resabios podrían ser irreparables.

El principal peligro es que el ciudadano de a pie cree estar expresando su opinión cuando ésta ha sido manipulada constantemente con información (incompleta, equivocada o francamente falsa) que lo enardece, lo indigna o le da miedo

Traduzco de un periódico norteamericano:

“Cuando la propaganda se democratiza, cuando la publicación no cuesta nada, cuando la velocidad y la viralidad impulsan el ecosistema de la información, y cuando los provocadores no enfrentan consecuencias, literalmente todos tienen el poder de promover teorías de conspiración y otras formas de desinformación. Hoy, todos están en alerta por agitadores externos que generan disturbios. Pero la actividad más divisiva en la política estadounidense es abrumadoramente local. …”

“… Hasta que los estadounidenses definan los límites entre el activismo legítimo y la manipulación dañina, y a menos que las organizaciones de medios y los influenciadores individuales sean mucho más conscientes de la responsabilidad que tienen en el entorno de información actual, prevalecerán los agentes del caos.”

¿Les suena conocido?
Las redes sociales en México son campo de batalla perfecta para esa marea de desinformación profesionalizada. El asunto es más grave aquí que en los EU, porque aquí la polarización ya dio lugar a la diatriba y al insulto abierto. Allá aún se discuten aún los posibles escenarios de mejora. Aquí se da por hecho que el gobierno y más específicamente el presidente es un inepto irremisible, o que quien lo critica es un fifí, o un
conservador ardido. Ambas perspectivas se obnubilan las unos frente a las otras y nunca atinan a plantear una situación realista donde haya espacio para la mejora, la corrección o la aceptación de que ser maniqueos draconianos cierra el paso para avanzar en algún sentido.
Mientras no acepten unos y otros que no se puede tener una posición inamovible y refractaria desde la que nunca se aceptan aciertos del contrario o errores en lo propio, no regresará la posibilidad de negociación con tolerancia plural. Y los instigadores profesionales hacen todo lo posible para que eso no suceda.
A mi juicio, una forma de paliar este maremagnum de desaliento, miedo y coraje generados por ruido des-informador sería transmitir constantemente la urgencia de la utilización del pensamiento crítico racional y la necesidad de una dosis de escepticismo como método de obtener conocimiento confiable.
Estas dos actitudes se pueden desarrollar de manera autodidacta… si se sabe que existen.
La costumbre de depositar en otros “que saben” lo que debería de ser una opinión propia y estructurada en nuestros análisis y fuentes ha devenido en una falta casi absoluta de confianza en nuestro propio razonamiento.
Copio lo que escribí en otro artículo sobre el pensamiento crítico:
El pensamiento crítico es el juicio auto-regulado y con propósito que da como resultado interpretación, análisis, evaluación e inferencia, y también las consideraciones de evidencia, conceptuales, metodológicas, criteriológicas, o contextuales en las cuales se basa ese juicio. El Pensamiento Crítico es fundamental como instrumento de investigación. Como tal, constituye una fuerza liberadora en la educación y un recurso poderoso en la vida personal y social de cada uno. Si bien no es sinónimo de buen pensamiento, el Pensamiento Crítico es un fenómeno humano penetrante, que permite autorectificar.
El pensador crítico ideal es una persona que es habitualmente inquisitiva; bien informada; que confía en la razón; de mente abierta; flexible; justa cuando se trata de evaluar; honesta cuando confronta sus sesgos personales; prudente al emitir juicios; dispuesta a reconsiderar y si es necesario a retractarse; clara con respecto a los problemas o situaciones que requieren la emisión de un juicio; ordenada cuando se enfrenta a situaciones complejas; diligente en la búsqueda de información relevante; razonable en la selección de criterios; enfocado en preguntar, indagar, investigar; persistente en la búsqueda de resultados tan precisos como las circunstancias y el problema o la situación lo permitan.

Urge desarrollar esas herramientas en el ciudadano para que lo que llamamos democracia cobre sentido y no sea como hasta ahora parte de una masa de gente que actúa por víscera y no por razón.

Lo que no ha explicado la homeopatía

La ilusión de la dilución

¿Por qué cuando se le pregunta a un homeópata que defina, en pocas palabras, el funcionamiento de la homeopatía, desvía constantemente el tema y lo lleva a demostraciones de eficacia de su disciplina que caen sí o sí en falacias de argumento? Inmediatamente apelan a la opinión de sus pacientes, a la aceptación de la homeopatía en otros países de primer orden, como Alemania y Francia, a que tienen 200 años “sin que nadie demuestre que no funciona” (cosa que por otro lado es mentira), a que existen universidades que preparan médicos homeópatas… sin decir o aceptar lo que postula la homeopatía.

Se puede explicar en palabras sencillas el funcionamiento de los medicamentos que la medicina científica ha desarrollado. Esto es así porque están basados en el conocimiento del cuadro de una enfermedad en particular. Qué la causa, qué síntomas se presentan, por qué se presentan y se sigue avanzando en aquellas muchas que no comprendemos del todo.

Por ejemplo, podemos explicar que unos antibióticos destruyen la membrana que rodea a la bacteria que causa la enfermedad y hacen que explote (como la penicilina). Que otros antibióticos interfieren con la síntesis de proteínas de los procesos vitales de la bacteria (macrólidos) o impiden la replicación de su material genético (quinolonas) y por tanto su proliferación.

Podemos explicar varios tipos de cáncer y cómo actúa cada procedimiento médico para detener y eliminar la propagación de células cancerígenas.
Podemos explicar en párrafos cortos o videos sencillos como actúa la quimioterapia para inhibir la propagación de células con cáncer.

Podemos explicar perfectamente como actúa un antihistamínico, qué cantidad de sustancia activa se requiere, qué mecanismos físicos, químicos y biológicos intervienen en su funcionamiento y qué resultados se pueden obtener, que efectos secundarios se esperan, quienes son propensos a ellos etc.

Lo que se comprende, y sobre todo, lo que es demostrable, se puede explicar en palabras sencillas. El principio de falsabilidad en la ciencia es precisamente la necesidad de elaborar una explicación que se pueda comprobar como correcta o equivocada, para poder experimentar sobre ese supuesto. Es el sine qua non de lo demostrable.

Algo así no ha pasado en la “medicina” homeopática… durante más de 200 años. No ha podido la homeopatía desarrollar un modelo de su funcionamiento, comprobable y que se ajuste a los descubrimientos científicos que gobiernan la práctica médica, esto es, que no contradiga aquellos principios que sabemos correctos en múltiples disciplinas, como la química, la física, la biología, la genética, la biología molecular, el estudio del funcionamiento de los órganos y tejidos corporales y muchas más.

Por ejemplo, no ha podido decir algo como :
una porción infinitesimal de materia (explicando por qué debe ser así) actúa en tal parte del organismo ( o de la célula, o del sistema nervioso) causando tal y tal reacciones (definiéndolas después y explicando su mecanismo físico/biológico ) que es contraria a la que la misma sustancia, en cantidades mayores, causaría a dicho organismo.
…y después, comprobarlo con experimentos controlados y replicables.

La pregunta que ningún homeópata responde cuando se le pregunta:
¿Cómo actúa la homeopatía en el cuerpo?, ¿Cómo una “memoria en agua”, por algún mecanismo físico que seguro deberían de saber, causa efectos opuestos a los que causaría aquella sustancia que recuerda?

Si eso, que es básico en una disciplina, no pueden lograrlo, no me extraña que jamás aparezcan en los medios descubrimientos, avances, nuevas técnicas, mejoras y curas en enfermedades (cualquiera que estas sean) basadas en los postulados de la “medicina homeopática”. Todo en ella son curas en enfermedades con remisiones debidas a que cumplen un ciclo o se curan solas o por las defensas naturales del enfermo y no necesitan tratamiento , o son remisiones espontáneas de tumores.

Jamás en los medios un hallazgo homeopático del nivel del descubrimiento del ADN, o de la vacuna contra el polio, o del trasplante de corazón, o de la penicilina, que haya salvado millones de vidas.
Ningún Premio Nobel derivado de la práctica de las supuestas enseñanzas de la homeopatía.

Una gran cantidad de usuarios de homeopatía creen que ésta es medicina porque sus padres la usaron, porque ven “farmacias homeopáticas” en las calles, porque ven frasquitos que parecen medicamentos y se venden como tales. Y una gran cantidad de ellos piensan que la homeopatía está basada en la herbolaria, en lo natural, en lo orgánico y que los productos homeopáticos contienen sustancias derivadas de hierbas o semillas.

Muchos usuarios se sorprenden cuando les explicas que los medicamentos homeopáticos no contienen nada (nada) de esas sustancias… ni de ninguna otra.

Cuando les explicas que la homeopatía se basa en la creencia antigua (muy cercana a la Mágia Simpática) de que “lo similar cura lo similar” (similia similibus curentur) y que de eso se concluye, por ejemplo, que para curar una quemada, hay que usar algo que queme, muchos comienzan a dudar de que eso sea la homeopatía. Y apenas comienza lo increíble.

Peor es cuando les explicas que, hace 200 años, cuando no se sabía ni de virus ni de bacterias, a un médico alemán llamado Hahnemann se le ocurrió (así, como epifanía) que en cantidades mínimas una sustancia podría causar un efecto contrario al que causa en cantidades mayores. Hahnemann creía que las causas subyacentes de las enfermedades eran fenómenos que llamó miasmas y que los remedios homeopáticos actuaban sobre ellos. Estos son preparados por diluciones sucesivas (esto es, con cantidades cada vez menores ) de la sustancia que se cree que puede curar, en alcohol o en agua destilada, y seguidas de un enérgico golpe a un cuerpo elástico (usualmente un libro encuadernado en cuero).

Usualmente la cantidad de diluciones continúa mucho más allá del punto donde ya no permanecen moléculas de la sustancia original. Los homeópatas creen (no se puede usar otra palabra) que después de las diluciones, el agua en la que fue diluida la sustancia “recuerda” a la sustancia y entonces toman esta agua y la colocan en pastillas de azúcar o de lactosa y las venden como medicamento.

Por increíble que parezca, los laboratorios de medicamentos homeopáticos continúan haciendo esas diluciones en agua de las sustancias que suponen que curan y tienen el descaro de colocar etiquetas que indican el número de diluciones que se hicieron para cada frasco. Por supuesto los exámenes que se hacen en laboratorio para analizar esos “medicamentos” no encuentran nada de la sustancia que dice la etiqueta.

Sobre cómo es que actúa esa sustancia si ya no está ahí ni una molécula de ella, o cómo actúa (suponiendo, sin conceder,que está) en el cuerpo, y qué mecanismos hacen que esa sustancia, que supuestamente tiene un efecto contrario al que se espera que produzca en el cuerpo del enfermo, suscitan una reacción en el organismo, a nivel de tejido, de sangre, de molécula o atómico.

De esa explicación nada… nunca.

Mysterium Cosmographicum, de Kepler

Johanes Kepler.  Matemático Astrónomo, Astrólogo, y Físico Óptico. (Anónimo, 1609).

 

Además de devoto cristiano protestante, Kepler era conocedor de las ideas de los platónicos y los pitagóricos…  y astrólogo. Para ellos (como para la iglesia) la perfección del diseño de la naturaleza era dogmática. Así llegó a la conclusión de que sólo los cinco sólidos platónicos tenían las propiedades necesarias para contener las órbitas de cada uno de los planetas. En su modelo situó al sol en el centro de las esferas planetarias y éstas se encontraban separadas entre si sucesivamente por un octaedro, un dodecaedro, un tetraedro y un hexaedro.

En su obra Mysterium Cosmographicum, escribe:

La Tierra es el patrón de todas las otras esferas.  Circunscribamos un dodecaedro en ella, y la esfera que lo rodea será la de Marte; circunscribamos un tetraedro en la esfera de Marte y la esfera que lo rodea será la de Júpiter, circunscribamos un cubo en la esfera de Júpiter, la esfera que lo rodea será la de Saturno.  Coloquemos ahora un icosaedro dentro de la esfera de la Tierra y entonces su esfera inscrita será la de Venus; coloquemos un octaedro dentro de la esfera de Venus y la esfera en que se inscribe será la de Mercurio.

Lámina desplegada en el libro Mysterium Cosmographicum,  con el famoso grabado explicando la concepción kepleriana del universo, basado en esferas concéntricas y los sólidos platónicos.
Mi interpretación del grabado de Kepler. (Clic para zoom).

Como todos sus esfuerzos por adecuar los resultados de sus cálculos a esa representación fueron fallidos, años después intento encontrar la estructura del universo por medio del estudio de la relación que guardan las armonías de la escala musical, regresando así a la idea pitagórica de la música de las esferas y de las relaciones místicas.

Tiempo después, con datos muy precisos sobre los movimientos planetarios recogidos por Tyco Brahe, trató de confirmar que los planetas se movían en esferas concéntricas describiendo órbitas circulares. Los datos de los movimientos que tenía a la mano comenzaron a contradecir sus espectativas, y tras años de estudios, logró vislumbrar el primer paso matemático a la comprensión del movimiento del sistema solar. Llegó a la conclusión de que sólo el movimiento elíptico explicaba los movimientos aparentemente extraños de los planetas cuando aparentaban regresar en su camino por el cielo. Estas órbitas se ajustaron también a la idea copernicana, ya aceptada por él, de que todos, incluida la tierra, giraban alrededor del sol.

Cuando promulgó su primera ley del movimiento planetario, las autoridades eclesiásticas se negaron a aceptar que la elipse y no la perfección de la circunferencia eran el camino imperfecto escogido por dios para el movimiento planetario. Sin embargo fue evidente que así se explicaba elegante y sencillamente lo que durante siglos de observación nadie pudo columbrar.

Las tres leyes de Kepler sobre el movimiento planetario:

  • Primera Ley de Kepler: Todos los planetas se mueven alrededor del Sol siguiendo órbitas elípticas. El Sol está en uno de los focos de la elipse.

Kepler descubre y explica que los planetas se mueven más lentamente mientras más alejados están el sol:

  • Segunda Ley de Kepler: Los planetas se mueven con velocidad areolar constante. Es decir, el vector posición r de cada planeta con respecto al Sol barre áreas iguales en tiempos iguales.
Representación gráfica de las leyes de Kepler. El Sol está situado en uno de los focos. En tiempos iguales, las áreas barridas por el planeta son iguales. Por lo tanto, el planeta se moverá más rápidamente cerca del Sol. (Wikipedia)

Se puede demostrar que el momento angular es constante lo que nos lleva a las siguientes conclusiones:

Las órbitas son planas y estables.

Se recorren siempre en el mismo sentido.

La fuerza que mueve los planetas es central.

  • Tercera Ley de Kepler: Se cumple que para todos los planetas, la razón entre el periodo de revolución al cuadrado y el semieje mayor de la elipse al cubo se mantiene constante.

Con estas leyes Kepler consiguió que los hechos científicos se antepusieran a sus deseos y prejuicios religiosos sobre la naturaleza del mundo. A partir de entonces Kepler se dedicó únicamente a observar los datos y a sacar conclusiones sin ideas preconcebidas.

Kepler desechó sus anteriores ideas, siendo heróicamente fiel a las evidencias, por encima de sus creencias, para convertirse en ejemplo de racionalidad científica.

Falsos testimonios y falta de criterio en redes


Whatsapp, Facebook y en menor medida Tweeter, están pantanosamente inundadas de memes, reenvíos, cadenas y opiniones que la inmensa mayoría de usuarios propaga:

– Noticias del tipo “que mal estamos”
– “Que mal gobierno saliente/entrante”
– Memes de buen rollismo “positivo” con “filosofía” edulcorante. En otras palabras, creen que pensar positivamente cura enfermedades, evita accidentes y evade en general las leyes de la física.
– Mentiras sobre salud disfrazadas de ciencia o “sabiduría popular”
– Perogrulladas con tono de libraco de auto-ayuda “firmadas” (atribuidas erróneamente) por un autor famoso
– Amarillismo sobre fenómenos “astronómicos” que abusa de la falta de pensamiento crítico

En general, el copiar/pegar/”compartir” sin el menor esfuerzo por comprobar la veracidad, la fuente correcta, la intención subyacente o la calidad de la “información”.
Calificar en base a sesgos cognitivos, a creencias, a emociones y costumbres ancladas en prejuicios.
“Compartir” (propagar) sin emitir juicio u opinión personal, sino solo lanzar la piedra y esconder la mano.
Pegar algo en el muro FB o en un grupo de Wathsapp es para muchos presumir como si ellos hubieran escrito eso. Creen que obtienen fama por ser los primeros de su entorno en dar la noticia, contar el chiste o alarmar.
Pero nunca escriben algo propio.
Nunca emiten opinión.
Nunca explican que comparten algo que hará mejor el día o la vida a sus conocidos porque ellos se tomaron la molestia de investigar que es cierto lo que ponen….ni intentan demostrarlo. Se convierten en vehículos zombies de ideas alarmantes, peligrosas o francamente mentirosas. Y lo peor es que “creen” fervientemente que dicen algo correcto.
Tener buenas intenciones no lo convierte a uno en buena gente.
Abundan (son los más) los ignorantes bienintencionados que propagan conceptos que nos atrasan como sociedad. Echan al traste como si nada, el trabajo racional, científico, basado en años de estudiar un tema y nos sumergen en un nuevo oscurantismo digital torpe, chabacano, inmediato, dando explicaciones simples a problemáticas complejas en las que el “sentido común” ya no funciona.
Desparraman placebos que palian por breves momentos los síntomas de malestares crónicos, políticos, de salud, del desánimo emocional de nuestras grandes urbes. Pero nunca resuelven las causas. Nunca diagnostican en base a evidencias. Nunca proponen nada cuando se quejan.
No está mal contagiar ánimo, alegría, o convidar una buena foto a mis conocidos. Contar uno que otro chiste o presumir unas vacaciones o un a un hijo que se gradúa. Por eso son redes sociales. Pero invito a no pegar nada en sus muros que nos sumerja en la paranoia, el conspiracionismo o los miedos irracionales. Aprendamos a tener criterio propio y no rebotar las ideas (buenas o malas) de los demás sin pasarlas por el tamiz del juicio crítico y el pensamiento racional